La Dirección General de Tráfico emprende en la primavera del 2016 el envío a los propietarios de vehículos unos adhesivos con cuatro clases de clasificación energética. La distribución se hace por correo ordinario y se tomará bastantes meses hasta que todos los coches estén identificados. En cualquier caso, de momento, la falta de la pegatina en el cristal no implica una penalización económica.

Transportes públicos, aviones y barcos deberían llevar también una bandera exponiendo cuánto atufan, pero, se mire en el país que se mire, todo deja una impresión de ser bastante absurdo. En el final, este artículo no es de arrebujarse en la retórica ni hablar con sentencias, cosa que me molesta bastante en los periódicos. Divulgo, nada más, la información proporcionada por la DGT que cribará los vehículos en cuatro pieles de colores.
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