No te fijes en el diseño porque es una mezcla de Tata Nano y Peugeot iOn que no va a ninguna parte. Google está trabajando en el futuro de la movilidad urbana utilizando coches autónomos que ahora mismo no brillan por lo bonitos que son. Si brillan es por lo que hay dentro, o mejor dicho por lo que no hay dentro. No tiene ni volante ni pedales porque no son necesarios.
Los progresos de su proyecto son visibles y palpables. Nos hacen creer que la conducción autónoma no es una utopía reservada a grandes superproducciones de Hollywood. Es verdad que no llegará el año que viene ni el siguiente, pero creo que hay motivos más que suficientes para creer en este tipo de conducción tan futurista gracias al trabajo del gigante de Internet y otras empresas que persiguen el mismo objetivo con ahínco y tesón.
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