Seguramente el mejor cliente de Fiat se encuentra en Italia, pero hay que decir que el peor también está allí. Se llama Spartaco Capon, vive en Lissone y su sueño siempre fue ser aizcolari.
Como nunca pudo viajar al País Vasco para formarse como es debido, decidió entrenarse por su cuenta en la pequeña localidad de la provincia de Monza y Brianza. Allí aprendió a cortar troncos con destreza, pero también le enseñaron a protestar de la forma más cavernícola posible cuando algo que había comprado no funcionaba.
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