Digo lo de SUV grande porque todavía no tiene nombre. Se habla de un municipio catalán sin que por ahora haya confirmación oficial por parte de SEAT. Lo que sí sabemos es que existen una serie de razones por las que no se fabricará en España como el Arona, el único de la familia SUV que será made in Spain.
Luca de Meo, el CEO del fabricante de coches que menos beneficios suele generar dentro del grupo VAG, ha querido justificar la decisión para que todo el mundo la entienda. Es consciente de que son noticias que no gustan y hace bien de salir a la palestra para dar explicaciones en público.
Cuestión de costes
El romano ha dicho que los números solo podían cuadrar si se fabricaba en Wolfsburgo. Allí hay una fábrica que utiliza la plataforma que utilizarán para dar vida a miles de unidades, la MQB A2 que emplean en modelos como el Tiguan y su variante con carrocería alargada.
La decisión les ha permitido ahorrar un 30% en concepto de costes de producción. En las de Volkswagen en México y en la de Skoda en la República Checa no había capacidad suficiente como para poder asignar el modelo a una línea de producción. De ahí que Alemania se haya llevado el gato al agua.
España se queda con la plataforma de los modelos pequeños
En España se trabaja con la nueva plataforma MQB A0. Es la que estrenó el nuevo SEAT Ibiza y también servirá para el Arona (el SUV compacto) y el Audi A1, que a partir de 2018 saldrá de Martorell. El Volkswagen Polo y el SUV que crearán a partir del utilitario también emplean dicha plataforma, aunque con el logotipo de Volkswagen y en Landaben, Navarra. Entre todos ellos se calculan unas 700.000 unidades anuales, lo que equivale a un 25% de la producción de coches en España. No está nada mal.
Admite que no será un superventas
De Meo ha admitido que el SUV grande de SEAT no se venderá como churros. Sin embargo, contará con un buen margen de beneficio que les servirá para afrontar inversiones como la que necesitan para lanzar sus primeros modelos eléctricos o ponerse al día en lo que a emisiones se refiere.
Para terminar, decir que el máximo mandatario se ha querido referir al gran número de peticiones que están recibiendo por parte de ciudades y asociaciones:
Poner nombre a un vehículo es complicado, intervienen aspectos como su validez en distintos mercados e idiomas o exigencias legales, ya que hay gente que usa software para generar denominaciones que luego registran para exigir un pago si se quieren emplear.