La división Mazda Biotechmaterial, en colaboración con Mitsubishi Chemical Corporation, ya tiene listo un material plástico que, en lugar de usar una base de petróleo, emplea biomasa de origen vegetal. Antes del despliegue al resto de sus coches, el elegido para estrenarlo es el descapotable MX-5.
Veinticinco años de roadster y su renacimiento como la cuarta generación le dan a este modelo licencia suficiente para ser el favorito o el predilecto, y de paso el portador de la vanguardia tecnológica de Mazda. Podemos hablar de MX-5 2015 o de MX-5 2016. Aquí nos hemos referido a él de las dos maneras porque, siendo escrupulosos con los datos, 2015 es cuando lo esperamos. Pero será tan a finales de esta data que a efectos prácticos su estallido comercial se situará en el 2016.
La última evolución de los motores SKYACTIV o la máxima expresión de las líneas de diseño KODO vigentes en la casa son parte importante de la inquietud en la industria automovilística; hay un planeta entero esperando porque es el convertible más vendido de la historia. Así de simple. Otra parte de la expectación está puesta en algunas piezas internas y, en concreto, en la receta de su composición: el bioplástico.
Calidad
El significado de la calidad es bastante acomodaticio y caprichoso. Buscando un consenso dentro de los fabricantes de coches, calidad suele implicar ligereza, menor impacto ambiental, durabilidad, y agrado o satisfacción de uso.
Los plásticos se hacen a partir de petróleo o de una sintetización del mismo. Sustituirlo por materiales de composición vegetal en el caso de los vehículos conlleva menos peso por igual resistencia.
Aunque hay otro factor que Mazda considera como una gran ventaja: su bioplástico no se ha de pintar. Para darle un color se tiñe el material durante su fabricación, conque se eliminan no pocos compuestos químicos volátiles y tóxicos. Sumando todos estos argumentos, lo que los japoneses están llevando a cabo es una evolución significativa de su calidad.
Piezas
Llegar hasta el punto en que el bioplástico aprueba todos los tests y homologaciones ha significado varios años de inversión en recursos científicos y económicos. Los primeros registros que yo tengo del Bioplastic Project fechan del 2008 e implican también a la Universidad de Hiroshima, aunque lejos del alcance del ojo público seguramente comenzaron antes.
Por ahora, la alta ductilidad o maleabilidad de este compuesto se está enfocando a salpicaderos y revestimientos del habitáculo y otras partes ocultas como el depósito de líquido refrigerante para el radiador, pero su traducción a tejidos también es posible, de modo que estaríamos viendo tapicerías bioplásticas a corto plazo. Y entre esta fase y la de moldeado de distintas zonas de las carrocerías –verbigracia, los parachoques– deduzco que tampoco habría de transcurrir demasiado.
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