Podemos empezar a hablar de jugada maestra. Mazda no ha inventado nada lanzando el CX-3 porque ya hay decenas de coches similares por tamaño y aspecto, pero todo apunta a que han dado en el centro de la diana.
Lo sabemos por los datos que han recopilado en Japón, donde ya se han registrado más de 10.000 pedidos en un mes. Sí, es verdad que allí verdad que allí viven más de 120 millones de personas, pero no menos cierto es que las previsiones de los directivos de Mazda no eran tan optimistas.
Triplicando cálculos
El 23 de marzo ya iban por las 10.076 unidades reservadas a clientes que alucinaron cuando debutó en el Salón del Automóvil de Ginebra. Es para celebrarlo si tenemos en cuenta que esperan vender unas 3.000 unidades al mes a lo largo de su primer año de vida.
Los más vendidos
El 63% de esas ventas equivalen al nivel de acabado XD Touring, mientras que el 21% se han decantado por el XD Touring L Package, que todavía es más completo. Eso tiende a confirmar lo que ya sabíamos. A los clientes de coches pequeños no les importa rascarse el bolsillo para disfrutar de mejores acabados y un equipamiento más completo.
El color más popular es el Ceramic Metallic, un tono básicamente plateado que ha convencido al 44% de los clientes nipones. Le sigue el Soul Red, un rojo intenso que hemos visto en multitud de imágenes oficiales y a decir verdad le sienta de maravilla.
Café para todos
Con el SUV más pequeño de Mazda, que por cierto comparte muchas cosas con los Mazda2 y Mazda3, se han dado cuenta de que merecía la pena acceder a un segmento al que en mi opinión llegan demasiado tarde. Dicen que nunca es tarde si la dicha es buena, y en cuanto avancen los meses si los resultados siguen siendo positivos estarán más convencidos de su acierto. Todo hasta que la moda de los SUV termine como parece haber terminado la de los monovolúmenes, la carrocería estrella de los años 90 y buena parte de la primera década del siglo XXI.