Parece una de esas conspiraciones secretas gubernamentales de Expediente X, pero poco a poco va saliendo a la luz el plan más ambicioso para cambiar el rumbo miope de la humanidad. Audi está apunto de poner en marcha una mastodóntica planta que a través de la energía eólica genera electricidad y un gas sintético exactamente idéntico al gas natural que corre por las tuberías de todos los hogares y que, hoy por hoy, mueve muchos coches alrededor del mundo.
Hace dos años, Audi dijo que estaba interesada en integrar los motores TSI con el ya conocidísimo gas natural comprimido (GNC). Así que enseñaron el Audi A3 Sportback TGNC que veis en la foto con la promesa de ponerlo en circulación este mismo 2013. La red de gasolineras con GNC y GLP en Alemania desde luego es mucho más extensa que la española, así que parecía un negocio más o menos sensato que Audi experimentara con los vehículos bi-fuel.
Dieron datos muy vagos sobre lo que escondía el proyecto TGNC. Pero se trataba de la punta de un iceberg, tan hondo y tan grande que ahora cuesta bastante resumir y, sobre todo, reflexionar sobre sus consecuencias. Podríamos estar presenciando un auténtico cambio del mundo tal y como lo conocemos.
El grupo VAG es tan extenso y sus tentáculos son tan intrincados que, de otra forma, ninguna empresa podría haber conseguido el soporte político y la financiación necesaria para esto. En la localidad de Werite, en el noroeste de Alemania, si algo sobra es viento. Allí compraron unos terrenos para construir una planta que puede empezar a ser operativa este verano. Se ha instalado un faraónico reactor de metanización fabricado por MAN, la famosa constructora de camiones que también pertenece al grupo VAG.
La muerte de las petroleras
Este reactor se alimenta de energía eólica para generar hidrógeno de forma limpia. Además, absorbe el CO2 que hay en la atmósfera y aplicando el hidrógeno al CO2 con un proceso de hidrólisis se genera este gas de síntesis idéntica al metano. Para obtener el gas, por lo tanto, no se necesita perforar ningún yacimiento, sino que todo el ciclo se hace a través de fuentes renovables de energía.
La capacidad de la planta es tan grande que en un año puede quitar de la atmósfera 2.800 toneladas de CO2. Si todo el gas termina alimentando hogares y coches, conseguirán un balance cerrado, donde la absorción y la emisión de CO2 sea igual a cero.
Este impresionante reactor será capaz también de generar una cantidad descomunal de energía eléctrica, suficiente como para abastecer una ciudad entera de tamaño medio al mismo tiempo que va acumulando E-Gas para su distribución y consumo por todo el territorio.
En muchísimos países, España entre ellos, donde la energía eólica abunda y tiene potencial, podría implantarse este mismo sistema. Junto con el desarrollo de los motores que funcionan con GNC, en unos años podríamos asistir al entierro de todas las petroleras. Y éste podría ser un mundo mejor si el control de la nueva energía permaneciera fuera del alcance de las turbias manos de las compañías energéticas.