Seguro que ya lo sabías, pero por si acaso siempre va bien publicar vídeos como el que verás al final de esta entrada. El protagonista es un Porsche Cayenne conducido por un soñador. Un hombre que se dejó llevar por la tracción total permanente y trató de hacer lo mismo que había leído en la Biblia.
Animado por sus colegas de travesía, que fueron más listos que él y le esperaron al otro lado del río vociferando el clásico «¡tira tira!», se zambulló con el SUV alemán de casi 5 metros de longitud. Estaba convencido de que lo iba a lograr, y eso que ni siquiera había tanteado el terreno para saber si la proeza era posible o no. Digo yo que no le costaba mucho coger un palo o tirar cuatro piedras para hacerse una idea de cuán profundo era el torrente.
En busca de lo imposible
Aunque sea el Cayenne con suspensión de aire que te permite elevar la carrocería hasta 270 mm respecto al suelo, lo que hizo fue una majadería. Con una profundidad máxima de vadeo de 550 mm no te puedes meter en semejante berenjenal. Por mucho que aceleres, el coche se va a quedar a la deriva. Porque de momento el Cayenne no es apto para circular por el agua a modo de lancha o patinete.
Los que acudieron en su ayuda para sacarlo de ahí dicen que el motor se apagó antes de que pudiera acariciar la orilla opuesta. Normal teniendo en cuenta que bajo el capó se colaron litros y litros de agua a borbotones.
Nota: Sentimos que las imágenes de la grabación sean tan pésimas.