Después del artículo que publicó mi compañero Fernando Tablado sobre los tipos de freno en el que compartía consejos para su cuidado, creo que no está de más publicar otro artículo con información importante sobre los discos de freno. Éstos son un elemento muy importante de seguridad activa, puesto que son los encargados de morder las pinzas de freno mediante fricción para que el coche se detenga.
Suelen durar entre 80.000 y 200.000 kilómetros. La cifra puede variar considerablemente en función del tipo de conducción, el trayecto y el eje. Se desgastan por fricción con las pastillas de freno, por corrosión o por calentarse más de la cuenta.
¿Cómo sé que están mal?
Puedes saber cuándo hay que cambiarlos fijándote en su espesor. Si ha disminuido hasta el mínimo deberías pasar por un taller cuanto antes. Esa cantidad mínima suele venir escrita en el canto del disco. Normalmente la diferencia entre el espesor de un disco nuevo y el espesor de un disco desgastado es de menos de 5 milímetros, así que es recomendable palpar con el dedo para comprobarlo. Eso sí, hazlo con el disco frío o te llevarás un buen disgusto.
También hay que sustituirlos cuando se ondulan por culpa de un calentamiento excesivo o por no dejarlos enfriar como es debido después de utilizarlos con intensidad. En ese caso suelen producirse vibraciones en la dirección al circular a 110 km/h. También es conveniente cambiarlos cuando encontramos una grieta en la superficie que es de más de 2 centímetros de longitud, cuando hay manchas oscuras en la superficie o cuando el coche chirría pese a contar con unas pastillas de freno nuevas.
¿Qué pasa si no los cambio?
Si no los cambias prepárate para lo que puede pasar. Si está por debajo del espesor mínimo el disco de freno puede desintegrarse. Normalmente eso no provoca un problema excesivamente grave porque la llanta contiene la metralla, pero la rueda puede frenar en seco o directamente reventar. Si el problema tiene que ver con la ondulación del disco, el confort de conducción cae en picado y puede llegar a ser peligroso para la seguridad de los pasajeros.
Un disco de freno delantero puede costar entre 125 y 400 euros dependiendo del modelo. Si cambias los discos de freno afectados dirás adiós a las vibraciones y los chirridos. Los discos se cambian siempre de dos en dos (los del mismo eje a la vez) junto a las pastillas de freno. Si quieres puedes cambiarlo tú mismo, pero te costará bastante más que cambiar las pastillas de freno porque hay que desmontar las pinzas y unas cuantas cosas más.