¿Qué hace un Opel Vivaro en el circuito de Nürburgring? Eso mismo me he preguntado yo varias veces, pero por increíble que parezca de vez en cuando se ven vehículos comerciales tratando de dar caza a los deportivos que abundan por el Infierno Verde.
En los Touristenfahrten, los días en los que se puede disfrutar de la pista sin ser piloto profesional, cualquiera puede dar rienda suelta a su pasión previo pago de 29 euros, que es lo mínimo que puedes pagar a cambio de un cuarto de hora de entretenimiento. Si quieres dar 25 vueltas el precio se dispara hasta los 550 euros, y si quieres tener el abono para ir cuando te apetezca te toca pagar 1.900 euros.
Un final más que predecible
Espero que el propietario del Vivaro que verás en el siguiente vídeo no se haya sacado dicho abono anual, porque si lo ha hecho le va a tocar vivir más de una jornada de disgustos y burlas. Lo digo más que nada después de ver lo que sucedió este pasado fin de semana, cuando entró algo pasado en una curva y acabó estampándose contra una de las protecciones del circuito.
Estamos hablando de un furgón que mide entre 5 y 5,4 metros en función de la carrocería elegida, mientras que su peso se dispara hasta los 1.650 kilos en el peor de los casos. La tracción es delantera y las posibilidades de experimentar el fenónemo del subviraje son muchas, sobre todo cuando se exprime su motor diésel 1.6 CDTI que puede ser de 95 o de 120 CV.
Sus prestaciones son sencillamente ridículas y no es el vehículo más estable que podemos encontrar en un concesionario. Es un compañero de trabajo, no un compañero de aventuras más propias de un deportivo compacto. Otra cosa es que su conductor quisiera entrenarse para convertirse en el repartidor más rápido de su ciudad…