Buenos hachazos y martillazos se llevó un BMW M6 que estaba aparcado justo enfrente de una de las entradas del Salón del Automóvil de Frankfurt. Al parecer, Hadi Pourmohseni no estaba muy contento con el trato que le había dedicado la firma alemana, motivo por el cual decidió llamar a un amigo para desfogarse.
Su coche se averió y BMW no quiso saber nada de él. Le dijeron que la reparación no entraba en garantía y le obligaron a rascarse el bolsillo, algo a lo que no estaba dispuesto. Envió una carta a Münich para pedir explicaciones más convincentes y ni siquiera le contestaron. ¿Qué hizo entonces? Llamar a su amiguete y convocar a algunos medios de comunicación para hacer público su enfado.
Como veréis a continuación, ni siquiera la llegada de un policía detuvo al amigo destructor. Seguía a lo suyo hasta que se cansó. La grúa se llevó el coche y los responsables de BMW miraron hacia otro lado, aunque este tipo de acciones les hace muchísimo daño. Podríamos decir que a este cliente no solo le gusta conducir…