La noticia de la semana es el relevo del utilitario de Citroën, que lleva demasiados años refocilándose en la telemática y ablandando el rendimiento. Con malabares y trucos de prestidigitador que son de aplaudir, ha sostenido la segunda generación del C3 casi veinte años, y ahora enseñan un salto fuerte en el patronaje del coche que abrirá debates y alocuciones entre aficionados, expertos y diletantes.
PSA está de reformas
PSA ha peinado y engominado sus tres marcas con un corte recto en el medio de la cabeza. Citroën, en lo mecánico, cae en el lado de lo más adocenado. Quedándonos fuera de los análisis sesudos, hay una legión de parroquianos de Citroën que no merecen saltar ni a Peugeot ni a DS.
Los motivos que deberían promover la producción de coches rápidos
Alguien tendría que dirigirle una carta a los planificadores de producción de PSA ofreciendo argumentos bien enraizados: Citroën puede y debe volver a hacer coches rápidos. Mis motivos, dejando abierto el artículo para que algunos lectores aporten los suyos, son éstos:
– La Conducción no es materia de sastres: el DS 3 es un vehículo nervudo y de sensualidad al volante, pero no es necesariamente un coche seductor. Lo que uno siente al volante no se corresponde con los ropajes ni los abalorios. Al entusiasta de Citroën no le han de gustar por fuerza los trajes que usa DS.
– La Competición: Citroën lleva mucha novela a sus espaldas con esto. El mundial de rallys y el mundial de turismos son cuestiones que dominan con proficiencia. Va calándose en el comprador de Citroën una acogotamiento; melancolía por los Xsara y los C4 de Rally, y ve un C-Elysée en el WTCC que no tiene un análogo en el concesionario.
– Los supermini: VTR y VTS no se inventaron porque sí. Pongo el ejemplo de una marca que ha gestionado este sector con prudencia y con éxito: el Ford Fiesta ST, en sus dos generaciones, son dos de los coches que más me ha entusiasmado conducir. Ninguno de ellos salta los 200 CV, o equipa una tracción integral con embragajes automáticos y precios calamitosos. Se accionan con un buen motor y la puesta a punto en dirección y suspensión fue, y es, acertada. Para Citroën y el C3, VTR y VTS habrían de impulsarse con el 1.2L Puretech 130 CV y con el 1.6L THP 165 CV. Urjo desde aquí a Citroën; que devuelvan estas siglas y que retomen el camino del entusiasmo por conducir.
Dejo abierto el glosario de apostillas y argumentos. Tiro el guante a Citroën a la espera de que lo recojan. Y si hay alguien ahí fuera que opine como yo, que se sume a la petición.
Necesitamos los «talicitroen» que esta grandiosa marca que siempre se ha mostrado a la cabeza de los avances y vanguardia vuleva a despertar la fiereza de sus coches, su tracción, sus chasis, ejes necesitamos que vuelvan esos coches que en el momento de su salida ya los seleccionaba la gente para su propia competición en rallyes del AX y BX GTI al C2 y C4 VTS pasando por SAXO y ZX volcane. VUELVE YA CITROËN
Amén.