Estamos tras la pista del Alfa Romeo Giulia, que está anunciado para el mes de abril. Aunque venga vestido a la usanza gustos norteamericanos, el Chrysler 200 Mark II que puede verse en el NAIAS está testando el ADN del grupo Fiat que ha de rentabilizarse durante los siguientes diez años.
La denominación Chrysler 200 reemplazó en el 2011 a la de Chrysler Sebring. Es, por ende, una berlina del segmento D con medidas Audi A4, para entendernos. Está dentro del campo de minas donde se ha de zambullir el Alfa Romeo Giulia.
En Europa sólo le conocimos como Chrysler Sebring, bonito en su versión descapotable. Y en el Salón de Ginebra del 2011, con la absorción de Chrysler por parte de Fiat ya en marcha, se vio otro descapotable bajo el sello de Lancia. Se llamaba Flavia y al final no pisó el suelo de la península ibérica.
Pero ahora que Sergio Marchionne y los suyos se han zampado del todo a Chrysler, lejos de borrarla de los USA, usan sus marcas como banco de pruebas para los Fiat, los Alfa Romeo y los Lancia. A no ser que resulte verídica la especulación de que Lancia vaya a convertirse en una marca que sólo fabrique un modelo: el Ypsilon.
Sinergias, ése es el vocablo más cotizado en la automoción del siglo XXI. Es decir, Fiat desarrolló la plataforma modular del Alfa Romeo Giulietta y la ha metido en el Dodge Dart y en el Jeep Cherokee. También lo hará en un Fiat que tenga que sustituir al Bravo tarde o temprano.
Estando seguros de que el rendimiento del chasis es óptimo dentro de un coche compacto e incluso en un todoterreno, toca alargarlo y ver si el salto cualitativo y dinámico es igual de generoso. Por eso está en el nuevo Chrysler 200 y estará también en el Alfa Giulia.
Predicciones y pálpitos
Dejando a un lado el diseño de la carrocería, el del salpicadero o el del habitáculo en sí, la tecnología multimedia de grandes pantallas táctiles en la consola y las asistencias electrónicas en la conducción que Fiat emplea en sus productos más cotizados pasarán directas al Giulia igual que lo están ya en el Chrysler 200, o mucho me equivoco.
Un detalle de exquisitez que me gustaría ver para Alfa Romeo es el mando selector de marchas circular; es igualito al que usa Jaguar. Además, se trata de un cambio automático de nueve posiciones que de momento sólo ha hecho acto de presencia en el Jeep Cherokee. En el Giulia sentaría muy bien, pero es de suponer que se optarán por los dobles embragues, que en la firma italiana se conocen como TCT.
El Chrysler 200 tiene una variante MultiAir gasolina 2.4 con 180 CV y otro motor V6 de 3.6 litros y 295 CV que puede asociarse a una tracción integral. Eso no va a venir a Europa. El elenco de corazones, sin riesgo a equivocarnos, serán diesel JTDM y gasolinas 1.4 MultiAir con la variedad de sabores que le quieran poner: 105 CV, 120 CV, 170 CV… Para el más atlético de todos, apostaría por el 1.7 TBi que en el compacto Giulietta eroga 235 CV. Pero sea el motor que sea, el par irá siempre directo a las ruedas delanteras. Dudo que se planteen una tracción integral inteligente a no ser que se inventen carrocerías familiares off-road como las que se gastan en una buena parte de la competencia.
Aún así, como todo es posible, cuando llegue el Giulia en abril (o algún mes más tarde), seguro que tres cuartas partes de mis predicciones son más falsas que el calendario Maya o los programas del Tarot, y me tendré que comer este artículo con patatas.
Lo que no cambiará será esta galería de 120 fotos y mi opinión de que el Chrysler 200 Mark II podrá reflotar en su mercado a poco que en los siguientes meses vayan añadiendo más oferta mecánica. La plataforma está preparada para albergar tecnología híbrida, ¿a qué esperan?