En el salón de Frankfurt de 1989, el grupo VAG expuso su primer motor diesel con turbo diseñado para un coche. Era un Audi 100 sedán y el propulsor tenía cinco cilindros, cubicaba 2.5 litros y entregaba 120 CV.
Entre esta efemérides que estamos celebrando y el último cuatro cilindros 2.0 TDI BiTurbo 240 CV que está a punto de llegar a los Passat y Golf, los turbos en los coches de gasoleo han cambiado el panorama mecánico le pese a quien le pese, y nos han dejado un reguero interesante de guerras de patentes y de divisiones entre países y mercados.
El concepto de un turbo para un diesel es muchísimo más antiguo que ese Audi 100, prácticamente va asociado al mismo nacimiento de los motores de ciclo Otto a gasoil, pero se empleaba en maquinaria pesada, grandes camiones y barcos. Aún así, ni Audi ni Volkswagen fueron los primeros en insertar esta mecánica dentro de un automóvil. Fueron los italianos de Fiat. Se les adelantaron un par de años con el Fiat Croma TDiD.
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