El salto que se dio en el 2008 entre el Vectra y el Insignia fue una teletransportación al futuro. De alguna manera, Opel pergeñó una berlina del segmento D que estaba a una era de la anterior, pero que ya nació como un coche muy madurado. Lo normal como producto totalmente nuevo es que hubiera ido acumulando una lista abultada de defectos e introduciendo ligeras correcciones de suspensión, o eléctricas, o de dirección. Pero funcionó sin pegas desde el primer día, y lo cuentes como lo cuentes; por meses, por trimestres, por años… En las ventas siempre ha hecho podio.
De hecho, no ha habido que hacerle nada al coche hasta ahora. Y por fuera sigue tal cual, salvo cinceladas a la carrocería para bajar su índice de penetración aerodinámica y reducir el consumo.
Ahorrar petróleo y cargarlo de más tecnología para la conducción. En eso se han centrado.
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