A medida que la automoción se despizca y a las ventas no hay quien las reanime, van proliferando estos cambalaches entre fabricantes. Fueron casos puntuales hace veinte años, hoy se ve uno nuevo cada semana. Se intenta invertir poco en desarrollo, pues no se tiene una idea clara de qué hay que desarrollar: ¿eléctricos?, ¿híbridos?, ¿pilas de hidrógeno?, ¿motores de combustión y combustibles sintéticos?
Como no hay ni una pista de qué manera se puede frenar la caída libre y no se recupera el aliento porque estamos de naufragio crematístico, los marquistas sobreviven con traspasos y cesiones. Toyota está bastante suelta, en este sentido. El anterior intercambio de cromos fue con Suzuki, a quien cedió su Corolla híbrido con carrocería de vagoneta y lo llamaron Suzuki Swace ‘2020’.