El último artículo que escribí en 2012 fue sobre el calendario Pirelli, y el primero que escribo en este 2014 es sobre el calendario Pirelli. Puede que lo termine convirtiendo en una especie de tradición para Motor a Fondo. Si algo me obsesiona es la mirada de alguien que pasa por encima de Instagram o la revista Vogue con una fotografía, y consigue dejar una huella, por pequeña que sea. ‘The Cal’, como se le conoce popularmente, algunas veces ha sido un impulso fuerte para las cosas que hago o que escribo.
Estrenamos el 2014 y, probablemente, sea una impresión mía, pero es como si todo el mundo le tuviera una fe ciega a este año, como un tufillo de optimismo frívolo salido de manual de autoayuda.
Ojalá pudiera sentir lo mismo. Aunque al menos también observo que algunas empresas o, más bien las personas que las habitan, empiezan a rectificar insanos modus operandi tratando a la desesperada que alguien vuelva a creer una maldita palabra que salga por sus bocas.
En el caso de la firma italiana de neumáticos, en la anterior edición ya abandonaron las tetas de plástico y las bulímicas por algo que dejara una marca más honda. Y esta vez han decidido que en la celebración del 50 aniversario de su almanaque visual había que enmendar un error.
Hace tres décadas…
En 1986, le pidieron a Helmut Newton que se encargara del proyecto y él, libre como era, no aceptó ni las imposiciones de lo que era tendencia en ese momento ni de las de Pirelli. De hecho, una de las frases que se le atribuyen con frecuencia figura incluso en la Wikipedia:
Una buena fotografía de moda debe parecer cualquier cosa menos una fotografía de moda: un retrato, una foto recuerdo, una de paparazzi…
A lo mejor por eso siempre se le considerará uno de los grandes. Lo normal es que hasta que no te mueres, nadie mira atrás y se da cuenta de que realmente eras bueno en lo que hacías. De todas maneras, Helmut Newton no fue ningún artista marginal. Se infló a trabajar y a exponer en galerías: tenía su propia obsesión por la belleza, el blanco y negro y los tacones de aguja. Y no debe haber mujer alguna que él se olvidara de fotografiar desnuda y con zapatos caros hasta el 2004, año en que falleció a la edad de 83 por un accidente de coche en Los Angeles. Fue un año trágico, porque también se nos fue Johnny Cash.
Retomando el encargo de Pirelli, la única cláusula que Newton aceptó es que en cada imagen salieran ruedas y mujeres. Y sobre esa idea él quiso explicar en doce fotos una historia nostálgica sobre una mujer rica y una mujer pobre que terminan encontrándose. Para ello eligió a Susie Bick, Antonia Dell’Atte y Betty Prado.
En medio de todo el proceso, y con las fotos ya tomadas en Montecarlo y en Chianti (la Toscana), Helmut Newton se retiró alegando motivos personales nunca aclarados, dejando la parte de la maquetación y retoques finales a sus dos ayudantes. Si alguien me preguntara mi opinión, diría que Helmut Newton descubrió que Pirelli había encargado un segundo calendario a Bert Stern, seguramente porque no confiaban en que un artista vendiera bien sus neumáticos. Diría también que Helmut se sintió herido por la doble maniobra de la multinacional, entregó sus fotos, pero no quiso saber nada más.
Pirelli, naturalmente, publicó el calendario de Stern. Si por algo se conoce a las multinacionales es porque sus hombres grises son los responsables de las decisiones estúpidas que se toman. Aún así, archivaron el trabajo de Newton en su Fundación en la ciudad de Milán.
28 años después, anunciándolo en una fastuosa gala y enmcarcándolo como el calendario que se recordará por ser el número 50, alguien ha creído que era el momento de enmendar falsedades y equivocaciones, de compensar la Historia en mayúsculas.
Este calendario no se vende, sólo te lo envía Pirelli si eres alguien “importante”. Otro error aún por rectificar. Quién sabe si en doce meses pueda escribir que al fin lo han corregido.
Lo que os dejo son las únicas cinco imágenes que se han hecho públicas. Helmut Newton consiguió expresar la sexualidad y el erotismo de la mujer y los coches con un idioma muy distinto al que estamos acostumbrados en esta era. A quienes gusten de los clips de Youtube donde ponen unas tetas operadas dentro de un deportivo para ver cómo rebotan en los baches, todo esto no le dirá nada.
Da igual, por mi parte, ya que no consigo aferrarme a ese optimismo 2014, al menos veo diminutos cambios de dirección y de pensamiento en el arte bajo mecenazgo de macroempresas. Tengo muy claro que esto acontece porque supone un lavado de imagen de una marca con el que se busca que la gente crea que Pirelli es un ente sensible; que se espera sacar partido mediático.
Y todo y con éstas, yo elijo vivir en la alucinación de que hacerle justicia póstuma a Helmut Newton quizás signifique que no está todo perdido.
Feliz año.