Un mes más hay que lamentar que las ventas de coches han caído por culpa de la crisis. La situación es dramática porque en nuestro país ya acumulamos 21 descensos de forma consecutiva, algo que deja claro que la confianza de los particulares es mínima porque la incertidumbre económica es máxima.
La caída en marzo ha sido de un 13,5%, por lo que la caída del primer trimestre de 2012 ha sido del 6,5%. Pese a que las ofertas son buenas porque hay que captar clientes como sea, los particulares no se atreven a dar un paso al frente y siempre se frenan en pleno proceso de compra.
Lo único positivo es que el Gobierno ha descartado subir el IVA. Además, se está estudiando la posibilidad de rebajar la fiscalidad a los automóviles, algo que sin duda alguna estimularía las ventas porque los precios bajarían un poco. Al parecer, y según el ANFAC, las arcas públicas han dejado de recibir dinero por la vía de los impuestos, algo que les podría obligar a aprobar esa medida (no lo harán para hacernos la vida más fácil, está claro).
Los rent-a-car son los únicos que se han salvado con un aumento del 17,5%, algo que se ha producido gracias al aumento de la demanda de coches de alquiler que suele ser habitual por Semana Santa. Las empresas también son cad vez más reticentes a la compra y por eso las ventas han caído en un 11,9%. Es normal si tenemos en cuenta que tampoco les va muy bien que digamos…
Las medidas para incentivar la compra pueden ser muchas. Sin embargo, creo que es un problema mucho más complejo el que hace que no se vendan coches con facilidad. Hay que salir de la crisis cuanto antes, sino uno de nuestros pilares básicos irá desapareciendo progresivamente (en febrero la producción de vehículos cayó un 4,6% en España). De hecho, muchas marcas están cada vez más lejos de Europa y cada vez más cerca de China. Aquí no hay dinero, allí sí.