Cuando hablamos de seguridad no solo hay que estar pendiente del estado de los neumáticos o de las pastillas de freno. También hay que fijarse en otros elementos que afectan directa o indirectamente a la seguridad mientras conducimos, como por ejemplo los limpiaparabrisas. No hay que olvidar que recurrimos a ellos siempre que llueve, porque de lo contrario seríamos incapaces de ver con claridad la carretera por culpa de las gotas de agua que se posan sobre el parabrisas.
En ese sentido, un correcto funcionamiento de los limpiaparabrisas pasa por contar con unas escobillas en perfecto estado. Para comprobarlo, lo ideal no es esperar a circular en un día de lluvia, sino que es recomendable utilizar el líquido limpiaparabrisas de vez en cuando.
Tipos de escobillas
No todas las escobillas son idénticas. Las hay que son planas y están fabricadas con goma al 100%. Cuentan con un diseño aerodinámico que les permite limpiar el cristal con facilidad, sin dejar rayas o marcas de agua, y llegando a todos los puntos que están a su alcance por igual.
El otro tipo de escobillas son las que denominamos como convencionales. Son resistentes, durables y robustas gracias a su estructura metálica. Están protegidas por una doble pintura anticorrosiva y cuentan con unas garras rectangulares. El nivel de limpieza que ofrecen, como en el caso de las escobillas que he mencionado antes, es más que aceptable.
El mantenimiento ideal
Cuando vayas a limpiar el coche no te olvides de los limpiaparabrisas. Repásalos con un paño húmedo y no utilices productos químicos que se puedan comer las láminas de goma.
Utiliza líquido anticongelante para que la lengüeta de goma de la escobilla no se rompa después de congelarse. En invierno, si las temperaturas son muy bajas y tu coche se pasa toda la noche en la calle, acostúmbrate a poner una hoja de plástico o de cartón entre el parabrisas y las escobillas para que no se enganchen por congelación. Si esto pasa, lo que no debes hacer es activar el limpiaparabrisas porque te lo puedes cargar.
Se recomienda cambiar las escobillas una vez al año, algo que hace muy poca gente. Si vas a cambiarlas, hazlo en otoño para que funcionen a las mil maravillas en la época del año en la que más llueve y más frío hace. Recuerda eso del «Winter is coming».
Si ves que en el parabrisas hay una raya permanente justo en el campo de visión y te molesta, deberías cambiar el limpiaparabrisas lo antes posible. De la misma forma, deberías cambiar las escobillas si ves que hay marcas de vibraciones, velos o superficies de agua que no desaparecen.
Para terminar, asegúrate de comprar unas escobillas de calidad. Por Internet suele salir bastante más a cuenta que en un taller. Instalarlas es muy fácil y la diferencia de precio entre las buenas y las normales no suele ser disparatada.