No han inventado la pólvora. Tampoco la rueda. Pero a pesar de ello han decidido colgarse una medalla de las que pesan muchos kilos por haber lanzado al mercado un coche del que están tremendamente orgullosos.
Se trata del BMW i8, el superdeportivo híbrido que se han sacado de la manga para competir con las firmas más prestigiosas del mercado. No es ni de lejos tan potente como un Ferrari LaFerrari o un McLaren P1, pero es un coche más práctico, más útil para el día a día de un empresario que puede gastarse 130.000 euros en un coche sin deberle nada a un banco (y sin atracarlo).
¿Una idea capaz de cambiar la historia?
Entre tanta alegría se han dejado llevar por el triunfalismo y les ha dado por crear un anuncio de 60 segundos en el que apenas aparece el i8 (se deja ver al final). Está centrado en un cavernícola que se dedica a esquivar o perseguir caballos sin darse cuenta de que puede utilizarlos para moverse de un punto a otro más rápido y quemando menos calorías.
De golpe y porrazo se le enciende una bombilla y se lanza a los lomos de uno de ellos, agarrándose del cuello y de la cabellera como puede y cabalgando a toda velocidad. Coge la delantera y pronto sonríe sabedor de que acaba de cambiar la historia en un abrir y cerrar de ojos.
¿BMW ha hecho lo mismo? Me temo que no, más que nada porque no son los primeros que diseñan un coche con semejantes características. Pueden felicitarse por el buen trabajo, pero no creo que estén en disposición de encargar spots del i8 a sus abuelas. Y que conste que el anuncio en sí me ha gustado mucho.
Puedes verlo a continuación y disfrutar del making-of.