Como siempre, y a diferencia de lo que sucede en otros medios, en Motor a Fondo te damos nuestra opinión sobre los nuevos modelos que aterrizan en el mercado. Por eso no me voy a andar con chiquitas a la hora de comentar qué es lo que me parece este Bentley Continental GT3-R, una edición limitada de lo más extraña que llega para completar la extensa oferta del modelo estrella de la firma británica.
Cuando Walter Owen Bentley creó la compañía en 1919, seguro que nunca imaginó que se podía fabricar un deportivo alejado de la palabra elegancia. Es la palabra que solemos asociar a su prestigiosa gama, así que creo que este Continental GT3-R es un bicho raro que ha surgido para complacer el capricho de alguien que quería algo diferente, más tuning.
300 unidades a la venta
Se fabricarán 300 unidades y estoy seguro de que no tardarán mucho en venderlas. Que no me guste a mí no quiere decir que no haya gente dispuesta a pagar las decenas de miles de euros que debe costar esta criatura, que por cierto está basada en el GT3 que ha logrado la primera victoria para Bentley en el circuito de Silverstone.
Más potencia y menos kilos
Su motor sí que merece la pena. Es el 4.0 litros V8 biturbo que ya conocemos, pero esta vez con una potencia de 580 CV a 6.000 rpm y 100 kilos menos de peso si lo comparamos con el GT V8 S. Además, la caja de cambios (ZF de 8 velocidades con levas en el volante) funciona con unas relaciones más cortas, así que todo en conjunto le permite acelerar de 0 a 100 km/h en 3,8 segundos. Su par máximo, de 700 Nm desde las 1.700 rpm, también ayuda a que ese registro se acerque al de los mejores superdeportivos del mercado.
El tubo de escape también ha reducido su peso. Ahora es de titanio y presume de haberse quitado siete kilos de encima. El mismo material se ha empleado para las llantas de aleación de 21 pulgadas, mientras que la supresión de los asientos traseros también ha aportado su granito de arena para que el peso final sea de 2.195 kilos, que sigue siendo bastante para un deportivo. Tal vez por ello su consumo medio es de 12,7 l/100 km, que para los tiempos que corren es muy elevado.
Dispone de tracción total con Torque Vectoring para repartir el par motor entre los ejes y un chasis que le permite ser el Bentley «más dinámico y eficaz». El equipo de frenos está compuesto por unos discos carbocerámicos de 420 mm delante y 356 mm detrás, combinados con unas pinzas de ocho pistones.
Estética deportiva y algo tuning
A nivel estético ya te he adelantado lo que pienso. Será muy aerodinámico gracias al enorme alerón trasero fijo o el splitter delantero, pero encuentro que es poco agraciado. Dispone de nuevas entradas de aire, una parrilla matrix y una carrocería blanca con detalles de color verde que se dejan ver en forma de franjas y contrastan con el negro brillante que encontramos en determinadas partes.
Por dentro mucha calidad, las cosas como son. Los asientos han sido fabricados artesanalmente con cuero y Alcántara, con el color verde compartiendo protagonismo con el negro en el salpicadero, la consola central, el volante o los propios asientos. Como es lógico tratándose de una edición especial, no le falta el emblema GT3-R bordado en los reposacabezas.