Varios años de espera para nada. Bueno, para un poquito. El Audi R8 e-tron acaba de pasar a la historia sin llegar a las 100 unidades despachadas. Se fabricaba bajo pedido y costaba algo más de un millón de euros, cantidad con la que la firma alemana pretendía hacer caja para financiar otros proyectos menos galácticos.
Un experimento fallido
Hay que recordar que fue presentado en el Salón del Automóvil de Ginebra de 2015. Fue todo un alarde de poder, ya que el superdeportivo eléctrico no se iba a convertir en un superventas. Era un coche destinado a experimentar con nuevas tecnologías, al tiempo que servía para satisfacer los deseos de los clientes más adinerados.
Solo se ha vendido en Europa y los resultados han sido bastante malos, así que han tomado una decisión dolorosa para centrarse en otros proyectos más rentables. No hay que olvidar que Audi es una de las marcas del grupo VAG, compañía que está pasando el peor momento de su historia por culpa del famoso escándalo de las emisiones. De ahí que no estén por la labor de financiar causas perdidas.
El modelo en cuestión no ha tenido éxito porque hay propuestas más interesantes en el mercado por el mismo precio e incluso menos. Sin ir más lejos, el Porsche 918 Spyder ofrece mejores prestaciones, si bien es cierto que se trata de un superdeportivo híbrido.
El Audi R8 e-tron funciona gracias a la fuerza de dos motores eléctricos capaces de entregar 462 CV y 920 Nm de par. Gracias a ello puede acelerar de 0 a 100 km/h en 3,9 segundos hasta alcanzar los 250 km/h de velocidad máxima limitada electrónicamente. Además, puede recorrer hasta 450 kilómetros sin detenerse, algo que es posible gracias a su batería de 92 kWh.
La gama R8 podría estirarse por abajo
A pesar del batacazo, Audi no perderá la fe en el R8 y ya se rumorea que el año que viene asistiremos a la presentación de una versión de acceso que montará un motor V6.