Aston Martin no está por tonterías. La firma británica quiere que el Valkyrie sea un superdeportivo capaz de codearse con los mejores de la historia gracias a su motor V12, con el que es capaz de entregar más de 1.000 CV de potencia y 740 Nm de par máximo a 7.000 rpm, lo que el convierte en el propulsor atmosférico más bestia que hemos visto hasta la fecha.
Sabor a Fórmula 1
Su motor Cosworth es de 6.5 litros de cilindrada y está provisto de una serie de tecnologías que han sido desarrolladas para competir en Fórmula 1, así que no se puede dudar de la deportividad de esta máquina.
La firma inglesa, como no podía ser de otra forma, considera que estamos ante «la máxima expresión del motor de combustión interna». No deben estar muy orgullosos de ello quienes piensan que los motores de combustión deberían pasar a mejor vida por el bien del planeta, pero es evidente que a la gran mayoría de sus adinerados clientes les importará más bien poco. De hecho, estarán deseando conducirlo.
Ligero y asociado a una transmisión top
Uno de los detalles que más me ha llamado la atención es el que tiene que ver con los pistones del motor, que provienen de la Fórmula 1 y están fabricados con titanio, un material que también aparece en otros componentes del propulsor Cosworth. De ahí que hayan podido ahorrarse algo más de 200 kilos de peso, algo que influirá muy positivamente en su comportamiento dinámico.
El cigüeñal es hasta un 50% más ligero que el del Aston Martin One-77 y la caja de cambios automática que monta no es una transmisión cualquiera, ya que de su diseño se ha encargado Adrian Newey, el afamado director técnico de Red Bull Racing que ha sido varias veces campeón del mundo de Fórmula 1 gracias a la pericia de Sebastian Vettel.
¿Estaremos ante el mejor modelo que ha lanzado Aston Martin a lo largo de su historia? Tal vez, aunque para saberlo es necesario hincarle el diente, algo que va a ser sumamente complicado.