Los parloteos de finales de julio se han materializado de facto en el diario británico The Guardian. AMG, es decir, el grupo Daimler Mercedes, compra el 5% de Aston Martin a cambio de convertirse en su proveedor de propulsores. El acuerdo entre Ford y los ingleses termina en el 2017, de modo que AMG tiene cuatro años para dar lo mejor de sí misma y conformar nuevos bloques que encajen en la filosofía y concepto de los Aston Martin. Porque los clientes son distintos, y no tiene la misma excelencia un One-77 que un Mercedes con exceso de horas en la sala de pesas del gimnasio.
Los motores que AMG desarrolle serán específicos para los pocos hijos ilustres que salen de la planta de Gaydon. La mayor preocupación del consorcio Prodrive es la gestión de la deuda que tiene la marca; me imagino que ahí es donde busca hueco el grupo Daimler para sacar ventaja al comprar parte del accionariado.
No todo el mundo ve con buenos ojos el movimiento bancario, porque hay quien especula que Daimler necesita exponer sus innovaciones en tecnología deportiva dentro una marca con el pedigrí de Aston Martin, un escaparate respetado y acreditado por la cúpula de compradores de vehículos millonarios. De ser cierto, Daimler buscaría poco a poco la compra de más y más acciones de Aston Martin hasta controlarla.
El proyecto Lagonda
Pero los negocios son los negocios. Hace medio siglo que los de Gaydon compraron los derechos de Lagonda, centenaria marca de sedanes de lujo, y desde el 2008 que están intentando sacarla de su criogenización y relanzarla. Llegaron hasta mostrar el primer Lagonda Concept en el 2009 (foto superior) pero los números nunca salieron rentables.
Tal vez ahora, si existe una inyección de dinero alemán, el proyecto salga de su congelación y Lagonda tenga un terreno fértil donde florecer sin caer en concesiones a las modas de los SUV ni a renunciar a una identidad propia. Buena imagen para Daimler y soluciones económicas para los británicos. Aconteciendo de esta forma, todos ganan.