Desde el Parlamento Europeo se han marcado tres fases de incorporación de ADAS en los coches de la Comunidad Europea. Dentro de unos días, comienza la fase I. Esto quiere decir que, si alguien se plantea fabricar un automóvil que se pueda vender en países de Europa, los va a tener que meter a martillazos en su producto sí o sí.
Dentro de España, esto se ha contado con claridad meridiana en la Revista de la Dirección General de Tráfico. Dudas no han dejado muchas, la verdad.
¿Qué significa ADAS?
El significado del acrónimo ‘ADAS’ es sencillo y autoexplicativo. Traducido del inglés: ‘Sistemas Avanzados de Asistencia a los Conductores’. Vamos a dejarlo más concreto: radares, cámaras, sónares, lectores de geoposicionamiento, antenas de ultrafrecuencias y grabadoras de datos a mansalva, dentro del habitáculo y en la carrocería.
A brocha gorda, se puede decir que todos los vehículos llevan algunos o muchos de ellos desde hace diez años, bajo ese borroso envoltorio del ‘equipamiento de serie y equipamiento extra’. La minería de datos está entre ceja y ceja en las empresas constructoras de vehículos, que desean sumarse al negocio de Google, Apple, Microsoft, etc. Son dispositivos electrónicos en plena cresta de la ola y el canto de sirena del márquetin, y quien más los desarrolla dentro de este Continente es la casa Bosch.
Los estudios del Parlamento Europeo que, según parece, los realiza el prestigioso Instituto de la Señorita Pepis les profetizan que la siniestralidad vial caerá en picado. Observemos la aberración lógica: diez años en que los ADAS han llegado a ser la moneda común en cualquier trasto con cuatro u dos ruedas y, sin embargo, en el último lustro, la accidentalidad en España ha estado subiendo. Algo no cuadra en esta novela donde los ADAS lo van a solucionar todo.
Lo que ya sabemos de los ADAS
Con el ejercicio del Periodismo, que debería consistir en dudar, indagar, reflexionar y ofrecer una voz crítica, los ADAS, de momento, nos han demostrado tres cosas en esta revista:
Primero, fallan, se cuelgan y se averían como todos los aparatos de microchips y, cuando lo hacen, el desenlace es nefando. Dentro de un garaje comunitario o en la carretera, si el coche decide frenarse en seco porque el ordenador así lo ha determinado, te puede formar un lío de consecuencias sanitarias y económicas.
Segundo, retiran la concentración al volante. Pitidos, dibujos en pantallas que vienen y van… Al último, la complacencia en la máquina, ese «me fío de lo que diga la máquina», pasa a convertirse en un sesgo. Es decir, del «creo que la máquina lo hará bien» nos vamos al «sólo es válido lo que la máquina diga, yo soy un pasajero».
La FAA* lleva avisando desde 2013, cuando dirigió un comunicado a los fabricantes de aviones y trenes. Les pedía que eliminasen automatismos y metiesen más gente y mejor entrenada en las cabinas. Habían admitido que los accidentes inducidos por la electrónica estaban siendo alarmantes. Lo peor es que cuando sucede no se sabe a quién pedirle cuentas: ¿a los pilotos que no pilotaban y que no están acostumbrados a pilotar?, ¿a la compañía de seguros?, ¿al fabricante de los sensores o al de la computadora?.
Tercero, la ceguera en los ADAS conlleva maniobras a volantazos; erráticas, dubitativas y a veces prohibidas. Saltarnos una línea continua, porque el navegador nos ha hablado a último momento y nos ha dicho que tomemos una salida en una autovía. Esto sería sólo un ejemplo de muchos.
Luego se puede añadir otra morcilla: los ADAS van fijados a parabrisas, parachoques, rejillas y retrovisores. Los daños en estas piezas menores y expuestas a pequeños toques son los más reportados a las compañías aseguradoras en los siniestros. El coste de cambiar una parrilla o un espejo retrovisor se incrementa por encima de los mil euros con facilidad.
Los ocho ADAS mandatorios
Vamos a citar los ocho ADAS mandatorios en el mismo orden que los menciona la Dirección General de Tráfico:
1- ISA (Asistente de Velocidad Inteligente).
Lectura de las señales de tráfico y ajuste de la velocidad según lo que la computadora haya captado. Hay que rezar para que las señales estén en sitios visibles, sean las correctas y la cámara funcione bien.
2- Cámara Trasera para detección de tráfico cruzado.
El detector de ángulos muertos y la cámara de la marcha atrás se unifican e incorporan la captación de objetos que se nos aproximan al salir de espaldas de un aparcamiento. Te pueden llegar a clavar el coche de sopetón y tienen bastantes conflictos con los bolardos, ramas de árboles y otros achichonadores de carrocerías.
3- LDW (Lane Departing Warning o Alerta de Cambio de Carril involuntario).
Silbidos, luces, cambios de velocidad, vibraciones de volante e incluso volantes que giran hacia un lado que no queremos. Cuando la carretera está mal pintada, cosa bastante común, recomendamos apagarlo de inmediato.
4- Detector de Fatiga y Somnolencia.
Pararnos cada dos horas a estirar las piernas, beber y mantener una buena temperatura en el interior del coche ya no es suficiente ni responsabilidad nuestra. Los más complejos ADAS que sirven a esta función nos graban la cara de continuo, vigilan si sujetamos el volante con la firmeza que al fabricante le parece adecuada, si tocamos las líneas que delimitan los carriles o llevan un recuento del tiempo que está encendido el motor.
5-Sistema de Frenada de Emergencia BAS y EBA.
Cámaras, radares, sensores de volante y freno funcionando al alimón con el ABS y el Control de Estabilidad. Lo habitual es que esto deje de actuar a los 40 km/h, porque el invento consiste en que el vehículo accione autónomamente el freno a su máxima fuerza y el coche se clave. Al principio se alerta de un peatón u objeto con el que se va a colisionar y, si no se frena lo suficiente conforme a los cálculos de la centralita, el frenazo automático se activa. BAS significa ‘Sistema de Asistencia a la Frenada’ y EBA quiere decir ‘Asistente de Freno Electrónico’. La Dirección General de Tráfico también nos recuerda que el antibloqueo de ruedas o ABS es obligatorio desde 2003 y que el Control de Estabilidad comenzó a ser condición imperativa en 2014.
6-Bloqueo del vehículo con alcoholímetro o ALCOLOC.
Cuidado, porque esto está trayendo mucha rumorología y controversia. El dictamen indica que se tendrá que «pre-instalar», y que será el órgano legislativo de cada país el que determine si hay que poner el alcoholímetro con su boquilla para soplar y su función de bloqueo. Dentro de España, a partir de julio de 2022 la instalación completa nada más será obligatoria para el Transporte de Mercancías y el Transporte Público. En los vehículos de uso privado, todavía no hay ninguna ley que se vaya a aplicar. El gran dilema con el que se trabaja es evitar la manipulación del aparato y la picaresca de quién sopla y quién conduce.
7-Caja negra EDR.
Es la gran registradora de datos y parámetros, homóloga a las de los aviones, barcos y trenes. Tras un evento de siniestro, se puede reconstruir el accidente y confirman en la Dirección General de Tráfico que las aseguradoras son las más interesadas. Por descontado, prometen anonimato y privacidad. Lo de ‘EDR’ viene otra vez del inglés: Grabador de Datos de Eventos.
8-Alerta de cinturón en plazas traseras.
El sensor que detecta peso en la banqueta trasera y avisa de la falta de cinturón está casi en todos los coches de fabricación actual. Con tristeza, lo que más hemos visto es que se ata el cinturón para que no molesten los chirridos y las luces en los cuadros de mandos, y a continuación la gente coloca sus posaderas encima del cinto.
*Nota del redactor: ‘FAA’, Federación Americana de Aviación o Departamento Norteamericano del Transporte. El comunicado emitido fue un ‘SAFO’, o ‘Alerta de Seguridad para Operadores’. Se pedía que se operara y pilotara manualmente en más ocasiones.