El Dieselgate le ha hecho mucho daño a Volkswagen. Su imagen ya no es la que era, a pesar de que a nivel de ventas las cosas van igual de bien o mejor que antes de que se destapara la gran mentira. En Europa y Asia-Pacífico han vendido más coches, mientras que en Norteamérica y Sudamérica han vendido algo menos, pero la cifra global es bastante positiva teniendo en cuenta lo sucedido.
Las noticias negativas llegan al hablar de multas y vetos. En Estados Unidos están muy cabreados y Volkswagen se plantea la retirada pensando en Skoda como marca sustituta del grupo VAG. Algo similar sucede en Corea del Sur, un mercado de escasa importancia en el que se están topando con las autoridades que gobiernan el país, a las que les interesa que Hyundai, Kia y SsangYong sean los que más coches venden en su territorio.
Multa sin precedentes en Corea del Sur
En estos momentos se está hablando de una multa multimillonaria por publicidad engañosa. Concretamente hablan de anuncios «falsos, exagerados o engañosos», y no hace falta que te diga que se refieren a los datos de emisiones de sus coches diésel, que gracias al software que los trucaba eran mejores que los de la competencia.
La multa que preparan asciende a 37,3 billones de wones, que son unos 30 millones de euros al tipo de cambio actual. Las autoridades surcoreanas, que suspendieron gran parte de sus ventas en el país, no están por la labor de olvidar lo sucedido así como así. Exigen responsabilidades y quieren colarse en los cuarteles generales de la compañía alemana para investigar y aclarar lo sucedido cuanto antes.
Quieren reunirse con cinco exdirectivos y cinco directivos actuales, incluido André Konsbruck, el actual vicepresidente de Ventas en América para Volkswagen y Audi, y Terence Bryce Johnsson, jefe de Ventas en el extranjero de Audi. El ambiente está muy caldeado.