Hyundai Kona II (2023-2024); nuestra primera prueba

Hace unos pocos meses, terminando el 2023, Hyundai sacó el Kona de segunda generación. Aquí nos tomamos las cosas con calma y ahora hemos tenido tiempo de dar unas vueltas por ciudad y carreteras entre villorrios, y de subirlo a un elevador. Como no es nuestra misión traer la última de las últimas novedades, también nos ahorramos en una prueba breve la fatiga de hacer fotitos, vídeos y fichas técnicas con el metro en la mano, porque ya los hay a miles.

Entre todos los vehículos que he conducido en el año vencido, el Kona II es uno de los que menos recomendaría a una persona por la que sintiese estimación.

Uno más que no convence

Es un coche confuso e indeterminado que se trajo a España en 2017. Bayon, Stonic, Xceed, Niro… Entre Kia y Hyundai han formado un praliné de vehículos caros y decepcionantes. Si es caso que se dude entre uno de ellos, el comprador no sabrá qué partido tomar; ni por economía, ni por dimensiones, ni por rendimiento.

Se creó algo en tierra de nadie y rompió con el mejor valor de los coreanos, que es apañarse unos vehículos complicadísimos de menospreciar, porque no son nunca los mejores o los peores en nada, y esto es algo muy notable. Saber ecualizarse en el medio puede ser una gran virtud.

La segunda generación amplifica todo lo incorrecto que tenía la primera. Existen las mejoras y existen los empeoramientos. En el Kona ‘2023’, sólo vamos a encontrar de lo segundo. Los argumentos que lo hacen menos recomendable que antes son:

1– Se ha vuelto enorme. Más alto, más largo y más ancho. Callejuelas, plazas de aparcamiento y vías de segundo orden son una angustia que no merece la pena pasar. Bastantes problemas nos trae la vida sin que hagamos nada.

También sufrirá quien lo buscase para entrar en caminos de tierra, porque la distancia con respecto al suelo ha bajado.

Las medidas desmedidas son una enfermedad congénita en el 99,9% de los turismos que están apareciendo desde los últimos diez años. Esto hay que mencionarlo.

2–Los consumos han subido usando los mismos motores que antes y las marcas de aceleración, recuperación y frenada están algo revenidas. Los neumáticos de Kumho que tenía el que conduje ayudan poco, porque no son de lo mejorcito que fabrican estas dos marcas.

3–El peso ha incrementado. Al comparar los dossiers del Kona I y el Kona II, le cae a uno un sudor frío por la frente. Al volante lo notamos, mucho.

4–El cambio de doble embrague es una cuestión de autoengañarse y decirse «lo pongo en sport y vaya si esto cambia». Como se tenga la cabeza un tanto analítica, se verá que no lo han mejorado en un lustro.

5–El precio: de 25.190€ sin descuentos ni cambalaches financieros a 37.770€. Eso cuando hablamos de los gasolina y del híbrido autorrecargable.

El eléctrico empieza en 28.240€ y se hincha hasta 40.270€. Las tarifas corresponden a enero de 2024 en España y anunciadas en la página de internet oficial de la casa.

Sólo diremos que el Hyundai Kona I comenzaba en 16.000€. No hace falta explicar nada más.

6–En el interior todo termina con rayajos y raspones. El coche que usé ya tenía unos cuantos y era bien nuevecito. Además de los desperfectos que aparecen en cuatro días, lo que nos rodea cuando nos metemos dentro provoca ruidos, porque es plástico del tieso en su enteridad. Haga usted la prueba: deje unas llaves en cualquiera de los huecos y váyase a circular. Se va a enterar de lo que son tintineos, matraqueos, tableteos, claqueteos y cencerreos.

El cuadro de mandos es un punto negro. Es decir, una potencial causa de accidentes que no está en una vía, sino que la lleva incorporada el vehículo. Demasiadas luces, demasiadas imágenes, demasiadas pantallas, demasiada distracción. Se ha de concentrar quien se ponga al volante en mirar la carretera con técnicas de maestro en kungfú shaolín.

Ya que esta pasión está muy extendida por todas las marcas, no estaría mal que alguien lo revisara y entrase en los varemos Euro NCAP: por cada videoconsola que metas en el vehículo, te quitamos una estrella.

7–Las luces están enrasadas en las esquinas, sin un milímetro de carrocería que las proteja y metidas en los pasos de rueda y en los parachoques. El precio del recambio de un faro delantero, según nos informan en Daxal, el centro técnico pericial que consultamos, supera de largo los mil euros dentro de España. Romper una óptica maniobrando en un estacionamiento, o que la rompan mientras el coche está aparcado, es de las primeras cosas que van a suceder. La compañía de seguros estará encantada. Me guardaré de poner el precio de las franjas de luces LED que hay en el hocico del capó y en el portón trasero, para no espantar a nadie.

En Kia hacen lo mismo y estos diseños con inquina y mala fe comienzan a abundar, como en el Lin&Co 01, por citar otro ejemplo.

8–Averías más que probables. Los Kona I eléctricos fueron llamados a revisión en España durante el 2021 por la gracia de fallos en las baterías y en los frenos. Son fallos peligrosos. Hay que estar al quite por si esto se va a repetir con el Kona II.

Los otros fallos más reclamados entre 2017 y 2022 son de programación de las cajas de cambios automáticas del híbrido el Kona I-Fase II. También de los ADAS; avisos, pitidos y parones de funcionamiento de los sistemas electrónicos, tanto en híbrido, como en gasolina y en eléctrico. Coches atrapados en talleres oficiales durante uno o dos meses, mientras daban con la solución desde Corea. Éstos son fallos menos onerosos, pero igualmente habrá que brujulear y buscar información en el próximo año, cuando el Kona ‘2023’ ya tenga bastantes ventas.

¿Quien lee esto quiere un Hyundai tamaño mediano? El i20 sería nuestra elección. ¿Lo necesita usted de tamaño grande y maletero para montar una empresa de mudanzas? Entonces, váyase al i30 con carrocería ranchera y deseche el Tucson, que es otro escíbalo sobre ruedas

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