La Dirección General de Tráfico se ha puesto seria con el tema de los radares. Además de multiplicar las unidades y lograr que sea más difícil percatarse de su presencia, ahora también han decidido endurecer las sanciones que recaen sobre quienes tratan de interferir en su funcionamiento. Con esto nos referimos a todos aquellos dispositivos que son capaces de detectar o inhibir un radar.
Pues bien, la DGT ha ido un paso más allá y desde ahora sancionará con hasta 6.000 euros a los conductores y con hasta 30.000 euros a los talleres que instalen los dispositivos con los que se eluden los radares.
Diferencias a tener en cuenta
Los dispositivos que entran en juego son básicamente tres: los inhibidores, los detectores y los avisadores.
Inhibidores de radar: Su objetivo no es otro que interferir en el correcto funcionamiento de los radares, motivo por el cual llevarlos está calificado como una infracción grave. La multa puede llegar a ser de 6.000 euros y pierdes hasta 6 puntos del carné.
Detectores de radar: Lo de los detectores de radar nos puede parecer más extraño, ya que su prohibición es bastante reciente. Se empezará a sancionar desde el próximo 21 de marzo y no será necesario que esté en uso para que nos llevemos una multa a casa. Aunque no interfieren en el funcionamiento de los radares, detectan su presencia y avisan al conductor, motivo por el cual se trata de una infracción grave que conlleva una multa de 200 euros y la pérdida de 3 puntos del carné.
Avisadores de radar: En este caso hay que decir que son totalmente legales. Se trata de avisadores de radar instalados en los navegadores que pueden detectar tanto radares fijos como móviles. Es cierto que la DGT está estudiando la manera de prohibir su uso, pero por ahora se pueden utilizar sin miedo alguno.
No hay que olvidar que la DGT sigue apostando por los radares como una de sus mejores armas para reducir la velocidad en carretera. Por ello hace años que vemos a los helicópteros con Pegasus dando vueltas por España, de la misma forma que se ha intensificado el uso de los radares de tramo y se trabaja con la idea de incorporar drones que también sean capaces de medir la velocidad de los coches que circulan a decenas y cientos de metros de distancia.