Cuatro generaciones llevamos del C3. Citroën ha planteado para el modelo 2017 unas variaciones mínimas en este 2020. La perseverancia en su fórmula sorprende poco; pensemos que el chasis, con la nomenclatura de PF1, es el mismo que el que usó la generación III, aparecida en el 2010. Es decir, con una carrocería u otra, Citroën lleva fabricando el mismo coche desde hace diez años. Y esto es porque les funciona, tiene su clientela y su popularidad.
Novedades estéticas
Lo que es nuevo en la edición 2020 es el hocico del coche; hay que fijarse bien para verlo, pero hay algunas variaciones de parachoques delantero y rejilla. Tal vez el mayor giro está en la luminaria: los faros delanteros son por entero de LEDES.
Otra mutación mínima es la paleta de colores: se suman un azul y un rojo de tonalidades desenfadadas, otro azul para el techo con el que hacer más combinaciones… Y aun otro azul más en el ribete que rodea esas colchonetas laterales que Citroën llama ‘Airbumps’.
Dentro del vehículo, nada visual se aprecia, aunque los asientos del C5 Aircross y del Cactus se han traspasado al C3 a intención de hacer más cómodos los desplazamientos.
Sin cambios en los motores
La cuestión de desplazarse en un C3 hay que estudiarla bien, pues los motores no se han tocado. Intentamos advertir de una impresión que tuvimos al conducir este vehículo en la versión anterior: el motor 1.2L PureTech, tricilíndrico de gasolina, afinado a 83 CV sólo satisfará en el tráfico urbano. Vías rápidas, autopistas, carreteras con desniveles y curvas… Todos estos escenarios se le atragantan. El coche se nota desangelado, atorado y, cualquier virtud, queda anulada por su rendimiento esmirriado.
Nos gustaron muchísimo más, puesto que subrayaban lo que hay de bueno en el C3, la puesta a punto del mismo 1.2L. a 110 CV, y uno de los mejores diésel que hay en venta: el 1.5 BlueHDi 100 CV.
El diésel es una rectificación del que cinco años atrás era el 1.6 BlueHDi. Aquél se sentía más fogoso en todas las circunstancias, pero el actual, además de cumplir las condiciones de emisiones permitidas por la ley española, aún sostiene la cabeza bien alta.
Todos los bloques mecánicos, por descontado, usan filtros antipartículas dobles. Las marchas son manuales de 5 posiciones y, la que desaconsejamos a quien guste de conducir, es la lentísima EAT6, caja automática por convertidor de par. Esta EAT6 nada más está disponible en opción con el 110 CV de gasolina. Afortunadamente es una alternativa, no una obligación.
Un buen maletero
Otro número que le da méritos al C3 es el volumen de su maletero: 300 litros. La cifra le mete en la categoría máxima de los coches del segmento B. No alcanza a deslumbrar como los Fabia/Ibiza/Polo y Clio, pero es un factor que nosotros consideraríamos a fondo antes de decidir la compra de un vehículo. Y nada se le puede reprochar al maletero del Citroën.
Precio para competir con el Sandero
Los del grupo VAG arriba mentados y el Renault, sin embargo, se ceban un tanto en el precio. En la materia pecuniaria, el C3 sólo tiene un competidor: el Dacia Sandero.
La metedura de pata de Citroën en España consiste en haber retirado las preparaciones bimodales de gasolina+GLP. No hay planes de resucitarlas y tal error le deja todo el terreno libre a Renault, Dacia, Ford, etc. Estas marcas, junto con los alemanes y su GNC, podrían embolsarse algunos clientes de Citroën que, equivocados o no, les gustaría apostar por el autogás o por el gas natural.
El C3 ‘2020’ ya se vende, y se encuentra promocionado desde 11.800 €.