El Ferrari 458 Italia que podéis ver en las imágenes no es de ningún ejército. Es propiedad de un hombre que decidió dar la nota al máximo. Por si un deportivo de esta talla no fuera suficiente motivo como para fardar, decidió camuflarlo con unos vinilos de color gris, negro y marrón. Lo bueno que tiene es que cuando se canse puede quitarlos sin problemas.
El coche sigue siendo una maravilla, para qué nos vamos a engañar. Sin embargo, parece extraño que alguien sea capaz de hacer algo así con una máquina que cuesta tantos miles de euros. ¿Lo utilizará para ir por la nieve? En ese caso debería comprar unos neumáticos que estuvieran preparados para asfaltos más peligrosos.