Volvo ha dado el pistoletazo de salida a la producción del Volvo XC40, un SUV compacto que vio la luz por primera vez en el Salón del Automóvil de Frankfurt celebrado durante el pasado mes de septiembre. Es, por sus dimensiones, el sustituto (no muy natural) del V40 familiar, ya que mide 4,43 metros de longitud.
La firma sueca confía en los empleados de la planta de Gante (y en los 360 robots), que tendrán que trabajar a destajo para que no se les acumule la faena. Ya van más de 13.000 pedidos y las primeras unidades no se entregarán hasta principios de 2018, así que los últimos de la cola tendrán que armarse de paciencia.
Hijo de la plataforma CMA
El Volvo XC40, que por cierto también se fabricará en China con otras especificaciones, se beneficia de las bondades de la nueva plataforma modular CMA (Compact Modular Architecture). La han desarrollado junto a Geely y es la que van a emplear para dar vida a todos los coches de la familia 40, lo que sin duda alguna les servirá para ahorrar costes.
Un gasolina y un diésel para empezar
El XC40 llegará al mercado con un precio de partida de 42.220 euros que corresponden a la versión D4 diésel, cuyo motor desarrolla 190 CV. Más potente, y también más cara (47.257 euros) es la versión con el motor T5 gasolina de 250 CV. También se puede optar al modelo de suscripción Care by Volvo para disfrutar del D4 Momentum por 699 euros al mes.
En 2019 lanzarán una variante híbrida con el bloque T5 Twin Engine, y también entra en sus planes vender una 100% eléctrica.
La competencia es dura
De entre sus principales competidores podemos destacar otros SUVs premium de tamaño compacto como el Audi Q3, el BMW X1, el Infiniti QX30, el Jaguar E-Pace o el Range Rover Evoque. Todos ellos tienen precios de partida más atractivos, si bien es cierto que el XC40 se situará por debajo de alguno de ellos cuando lleguen las versiones menos potentes.