Ser piloto de Fórmula 1 no es nada fácil. Además de tener mucha habilidad con el volante en las manos, hay que tener un buen talonario para poder subirse a uno de los monoplazas que compiten en la mayor competición del mundo del motor.
Un ejemplo muy claro que ilustra lo que cuesta lo ha protagonizado Robert Doornbos. El piloto holandés, que en su día ya compitió en la Fórmula 1, se ha encontrado con un impedimento muy grande. Tiene que pagar 5 millones de dólares a Campos Meta o a USF1 para competir en 2010 junto a Fernando Alonso, Pedro Martínez De la Rosa o Jaime Alguersuari.
Está claro que los patrocinadores son vitales en ese sentido. La competición es cada vez menos rentable y la crisis se ha notado mucho en todas las escuderías. Si a eso le añadimos que son dos equipos recién creados para la competición, las complicaciones son mayores en cuanto a financiación. Todo el mundo prefiere estar en una escudería como Ferrari o McLaren y no se paga lo mismo por estar ahí que en equipos con menos caché.
Doornbos ha sido muy tajante en ese sentido:
Prefiero ser el primero en la Indy Car que el último en la Fórmula 1.