Que nadie entre en estado de shock. Volkswagen no ha tenido más remedio que detener la producción del Golf y el Passat por un problema con dos de sus proveedores.
Estamos hablando de dos filiales del grupo Prevent que no están por la labor de suministrar piezas mecánicas para sus transmisiones y los materiales que se necesitan para fabricar los asientos. ¿Por qué? Pues porque Volkswagen ha roto con CarTrim, una empresa que se encarga de fabricar materiales para la cobertura de los asientos, y con ES Automobilguss, que se ocupa de las piezas de las cajas de cambio.
Parón histórico
Ambas compañías piden 58 millones de euros de indemnización y Volkswagen no está por la labor de acceder a semejante petición. El problema es que el chantaje está servido, ya que la falta de suministro de esas piezas les ha obligado a reducir la jornada laboral de 27.700 trabajadores.
Las plantas de Emden, Zwickau, Kassel, Salzgitter y Braunschweig son las afectadas. El problema todavía no se ha resuelto y a la firma alemana le urge llegar a un acuerdo cuanto antes, puesto que una paralización de este calibre puede ocasionarle pérdidas multimillonarias. De ahí que todas las partes implicadas ya se hayan reunido en el hotel Ritz Carlton situado justo al lado de la sede de Volkswagen en Wolfsburgo.
La prensa alemana insinúa que la culpa es de Volkswagen
Dicha reunión ha durado varias horas y por ahora no sabemos si se ha alcanzado un acuerdo, aunque un portavoz acaba de salir a la palestra para decir que «las fábricas afectadas van a reiniciar de nuevo paulatinamente la producción». Los medios alemanes, que creen que el conflicto ha estallado por culpa de la mano dura de Volkswagen con sus proveedores desde que se supo lo del escándalo de las emisiones, consideran que esta situación es dramática para el gigante de la automoción, ya que las pérdidas semanales pueden ascender a los 100 millones de euros, que se dice pronto.