En septiembre y con algo de retraso, dentro de España se pone en venta el Renault Scénic 2016, un agitador que está trayendo un tanto de efecto dominó; imagino que a los distribuidores de monovolúmenes, el Renault se les debe figurar algo así como el Coco, o un mal sueño. Volkswagen se ha apurado en recordarnos que han barnizado al Touran y al Sharan; Opel está con prisas y afanándose por terminar lo antes posible el Zafira de cuarta generación.
Asumo que Ford se defenderá con los Tourneo, los S-Max y los Galaxy, que son bastante recientes, antes de echarle la mano al B-Max y al C-Max. Me quedan algunas dudas sobre lo que hará Toyota, puesto que es también gran comerciante de monovolúmenes, pero otro que ha corrido y ha remozado su coche multipropósitos es Citroën.
Los C4 Picasso pasan por la sastrería, porque no los han tocado desde el 2013. La gama ya está bien compuesta tal cual se ha visto en el 2015, aunque hay que hacer una cierta ilusión de que viene con un aire de modernidad. En una tabla de cinco puntos, flotará lo que ha de sostener los C4 Picasso mediano y grande, al menos, otros tres años más.
1.- Carrocerías
Varían bien poco; la entrada de aire en el morro y un nervio que corre por el centro de todas las puertas es lo más vistoso… Eso y otros juegos de llantas de 17 pulgadas y las luces rojas de atrás con matrices de LED. Los palabreros que manejan la publicidad en Citroën llevan tiempo explicando que esos faros son de ‘efecto 3D’; no sé con mucha fijeza dónde están esas dimensiones fantásticas, la maravilla y el prodigio, salvo que ahorran un poco de electricidad.
2.- Ayudantes electrónicos
Estos abalorios para fortalecer la seguridad de conducción siempre están bien, especialmente porque los más antipáticos se pueden desconectar. A mí, por ejemplo, el sensor de mantenimiento en el carril que te corrige el volante me irrita. Aun así, llega a los C4 Picasso, y le ayudan al que tiene tendencia a quedarse despistado o adormilado en las autopistas. La cámara que reconoce señales de velocidad, el monitor de cansancio, el uso de la voz en algunos controles y el controlador de velocidad más refinado, que incluso llega a parar el coche si es necesario, son los cuatro accesorios que más se destacarían en la revisión ‘2016’ del equipamiento en Citroën.
3.- El salón
Dentro del coche está lo mejor y lo peor de los C4, y restando los juegos de colores en las tapicerías que se van a añadir, no lo han cambiado en absoluto. La filosofía es hacer la burbuja habitable cómoda y segura, con unos mandatos sacros que ellos titulan ‘Confort Avanzado Citroën’. La forma en que se repliegan asientos y aparecen oquedades y combinaciones de espacio me parecen fabulosas; seguramente entre las más destacados de los monovolúmenes; si hay que echar un bulto con formas raras y aparatosas dentro del coche, es casi seguro que encontrarás una manera cómoda de hacerlo en un Picasso. Por el contrario, Renault claudica al espanto de los relojes en el centro del salpicadero; el Scénic 2016 tiene un puesto de mandos para la persona que conduce y, sin embargo, Citroën porfía en esa técnica que empezó en Asia hace dos décadas: el cuentavueltas, el marcador de velocidad… Todo está en el medio, entre los dos asientos. ¿Cuándo se desharán de tanta incomodidad para los conductores?
4.- Motores
En gasolina y en diésel, los de PSA (Peugeot-Citroën) me dan la sensación de estar algo por delante de los Renault; más sensuales y agradables. En referencia a Ford, al Grupo VAG, Toyota y General Motors, esta impresión se agranda: PSA les lleva mucha distancia, en mi opinión. La cuestión es que esto son opiniones y cada uno tendrá la suya. Los bloques de gasolina empiezan con un 110 CV algo flojo, siguen con el 130 CV PureTech traído de los Peugeot 308 y tocan el techo con el THP 165 CV. Todos se apagan y encienden en las paradas de semáforos y todos están sobrealimentados de alguna u otra forma. Y en el gasoil han escamochado los HDi, dejando los ramales más nuevos del BlueHDi. Aquí hay 100, 120 y 150 CV. Echo en falta el híbrido diésel-eléctrico como los que montan en Peugeot o en DS; los monovolúmenes de Citroën se fabrican en la planta industrial gallega de Vigo sobre el chasis EMP2, y no tengo conocimiento de si dicha estructura puede acoger la doble motorización termoeléctrica. De todas maneras, al gusto de los que solicitan comodidad, la mayoría de los propulsores que están en catálogo son acoplables a cajas de cambio automáticas.
5.- Telemática
Hay una depuración de la tableta que Citroën llama ‘Connect Radio’. Sobre el papel y antes de probarlo, me parece que está más redondeado; simpatizará con Android Auto, Apple CarPlay y MirrorLink, que son los tres protocolos que por ahora se están extendiendo más en Europa. El navegador incluirá avisos de tramos peligrosos en carreteras y el tamaño de la pantalla es de siete pulgadas, lo suficientemente grande para toquetear a placer.
El apellido Picasso se ha despachado con alegría en los concesionarios desde 1999, cuando salieron aquellas garbosas ‘Xsara Picasso’. Si Citroën se aguanta en una línea regular de precios, creo que seguirán haciendo un gran papel dentro de la marca.
Vídeo y fotos del Citroën C4 Picasso 2016
En próximas promociones fotográficas, mejor que eviten el uso de maniquíes y dejen el coche solo; hasta el perro parece andar saturado de clonazepam.
Fuente e imágenes: Citroën España.