Rolls-Royce sigue trabajando en ediciones especiales con el objetivo de contentar a sus clientes más exclusivos. Además de ofrecer un sinfín de opciones de personalización que solo están al alcance de multimillonarios, también se dedican a lanzar versiones únicas de sus modelos más populares, como es el caso de la Rolls-Royce Black Badge, que afecta al Wraith y el Ghost por igual.
Cambios por fuera y por dentro
Como su propio nombre indica, el color protagonista es el negro, aunque es curioso que la firma británica permita pedir otro color para la carrocería. Según se puede leer en la nota de prensa facilitada a los medios, es «el negro más intenso, oscuro y profundo visto nunca en un coche».
Dicho color también se deja ver en determinados detalles de los vehículos elegidos. Lo que más llama la atención es que también se ha apoderado del Espíritu del Éxtasis, el emblemático logotipo de Rolls-Royce que siempre va incrustado en la parte frontal, justo encima de la parrilla.
Las llantas de aleación son de carbono y están fabricadas con hasta 22 capas de fibra de carbono, así que no son unas llantas cualquiera. Igual de sorprendente o más puede ser el habitáculo, ya que puedes solicitarlo con colores tan extravagantes como los que puedes ver en la galería de imágenes que se muestra al final de esta entrada. La fibra de carbono vuelve a hacer acto de presencia mezclándose con el aluminio.
Motores revisados
Podríamos pensar que es una de esas ediciones especiales que no modifica lo más mínimo su mecánica. Sin embargo, hay que decir que ambos coches mejoran sus prestaciones gracias al trabajo de los ingenieros del fabricante con sede en Derby.
El Wraith sigue entregando 632 CV de potencia, pero su par motor máximo pasa de 800 a 870 Nm. El Ghost, por su parte, deja atrás los 571 CV y 780 Nm de par máximo para entregar 611 CV y 840 Nm. Además, la caja de cambios automática de ocho velocidades mejora para los dos y el sistema de frenos es más potente, mientras que la suspensión neumática del Wraith ha sido optimizada.