El pasado 5 de febrero, a eso de las 7 de la tarde, se llevó a cabo una subasta histórica. Se vendió el coche más caro de todos los tiempos, un Ferrari 335 S Spider Scaglietti que fue adjudicado por 32.075.200 euros, una cifra a la que no se acercan ni por asomo ninguno de los superdeportivos que se venden hoy en día.
Un bólido con casi 60 años de historia
La puja tuvo lugar durante el Salón Retromóbile de París, donde Matthieu Lamoure, director general de la casa de subastas Artcurial Motorcars, no escatimó en el uso de adjetivos para justificar la venta de un coche de carreras que fue fabricado en 1957:
Sea una obra de arte o la reina de la velocidad, este automóvil representa la quintaesencia de la perfección: belleza, éxitos en competición, historia y autenticidad.
De Portago falleció en uno de los que se fabricaron
Solo se fabricaron cuatro en todo el mundo, y una de ellas pasó por las manos de Alfonso de Portago, que con 28 años perdió la vida conduciéndolo en la Mille Miglia, una mítica carrera que dejó de celebrarse tras el trágico accidente del primer piloto español de la historia.
El neumático delantero izquierdo reventó a 230 km/h y perdió el control de su Ferrari 335 S Spider Scaglietti. Como consecuencia, arrolló a 14 espectadores (5 de ellos niños) que fallecieron casi en el acto. Además, también murió su copiloto, Edmund Nelson.
El coche en cuestión, que también fue conducido por pilotos de la talla Peter Collins, Trintignant, Wolfgang von Trips, Hawthorn, Luigi Musso, Masten Gregory o Stirling Moss, no contaba con cinturón de seguridad y era capaz de alcanzar los 300 km/h de velocidad punta gracias a su motor V12 de 4.1 litros y 360 CV.
Solo para circuitos
Aunque sea un coche tan caro y deseado, hay que tener presente que no tiene permiso para circular por las carreteras, así que solo puede rodar por circuitos.