Renovarse o morir. A Rolls-Royce le están apretando las tuercas que da gusto con tantas restricciones a nivel de emisiones. Son las mismas para todos los fabricantes, pero a unos les cuesta más que a otros actualizarse. La firma británica siempre ha preferido continuar con sus monstruosos motores bajo el capó de sus distinguidos modelos, pero en los últimos meses se han dado cuenta de que algo está cambiando en el sector.
Piden más autonomía y menos peso
Torsten Muller-Otvos, CEO de Rolls-Royce, se ha sincerado en una entrevista concedida a Automotive News Europe. El mandamás de la compañía no quiere descartar el futuro lanzamiento de un coche eléctrico siempre y cuando evolucione el tema de las baterías. ¿Qué es lo que les pide? Más autonomía y una configuración que no afecte en demasía al peso total del vehículo.
Otros pesos pesados ya se han pasado al lado verde
Queda claro que nadie escapa a las nuevas legislaciones. Otras marcas como Porsche no querían fabricar híbridos o eléctricos, pero a día de hoy la firma alemana está ampliando su catálogo con versiones híbridas del Panamera o el Cayenne y hasta un modelo que es híbrido desde su concepción: el 918 Spyder. ¿Los resultados? Más que buenos.
BMW puede echarles un cable
Sea como sea, lo que parece claro es que no veremos un Rolls-Royce eléctrico o híbrido a corto plazo. Están trabajando en ello desde la distancia y aprovechando los conocimientos de BMW. La empresa matriz ya sabe lo que es caminar por una senda que en los próximos años aspira a convertirse en autopista.