Andy Palmer es uno de esos empresarios que no se muerden la lengua. El CEO de Aston Martin no duda en expresar sus opiniones cada vez que tiene un micrófono delante, así que vuelve a regalarnos una noticia que nunca está de más conocer.
Esta vez se ha vuelto a referir al Aston Martin DBX, el primer SUV de la firma británica. Sabíamos que montará motores de origen Mercedes-AMG, pero lo que no sabíamos es que no se iba a construir en una plataforma de la firma alemana porque éstas son poco deportivas.
Las cosas claras
Así las ha catalogado para no decepcionar a sus fans. Hay quienes lamentan que se hayan apuntado al carro de los SUV, pero para compensarlo quiere asegurarse de que el DBX será un SUV cañero como pocos. Los de Mercedes-Benz no le convencen y así lo ha manifestado meses después de que el prototipo fuera presentado en el Salón del Automóvil de Ginebra.
No es difícil entender que lo que busca para el DBX no está en las plataformas de Mercedes. Ellos diseñan coches pensando en el confort más que en la deportividad, y ese orden de prioridades es el inverso cuando hablamos de Aston Martin, o en cualquier caso están al mismo nivel. No quieren sacrificar ni un ápice de deportividad para no perder su identidad.
Esto es justo lo que ha dicho en declaraciones recogidas por Automotive News:
No descarto la posibilidad de incluir algunas partes de Mercedes, pero diría que la ruta principal es nuestra propia plataforma.
¿Bueno o malo para Aston Martin?
Está bien que tenga las ideas tan claras, pero es probable que un porcentaje de potenciales clientes le den la espalda buscando algo más parecido a un Porsche Cayenne. El espacio interior, un buen maletero y el confort a bordo son aspectos muy valorados por quienes buscan un coche de este tipo.