El estrés, un mal compañero de viaje

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Un conductor dominado por la tensión y el agotamiento, sea por la razón que sea, puede ser una bomba de relojería en mitad de un atasco, embotellamiento o frente a un simple semáforo. Si bien los españoles estamos a la cabeza de Europa en insultos al volante, el estrés al volante también puede provocar errores que pueden resultar fatales para un conductor, así como para los demás viajeros que le rodean. Por eso, hoy vamos a tratar de identificar las causas y las consecuencias del estrés a la hora de llevar un vehículo.

La calle, el bullicio, las taladradoras de una obra al lado de casa, pender de un hilo en el trabajo, atender asuntos familiares de importancia… Muchos pocos hacen un mucho a la hora de absorber el estrés, y por supuesto, toda esa carga acumulada debe salir por algún sitio. ¿Al volante de un coche? Nunca, pero lo peor es que sucede. No se trata de acudir a un club ‘Crash Therapy’ todas las tardes a las siete para romper los platos, pero sí de entender que en la carretera convivimos todos, y que sus condiciones no cambian por mucho que se pierdan los papeles.

La presión provocada por el día a día genera una respuesta automática ante esas condiciones externas que pueden resultarnos amenazadoras o altivas. Estas situaciones a veces perturban el equilibrio emocional de una persona hasta límites peligrosos, llegando incluso a aturdir el umbral de la intolerancia individual. Debido a esto, quizás los siguientes datos te ayuden a mantener la calma la próxima vez que adelantes por despecho, insultes por la ventanilla o pases las rotondas como un coche de rallyes.

¿Estrés y conducción? Una relación que nunca acaba bien


Por norma general, enfermedades como la depresión, el estrés o la ansiedad provocan los mismos efectos negativos en todos los conductores. Los automovilistas con estos tipos de trastornos reaccionan de forma más agresiva e irritable. Es más, en la mayoría de casos el conductor no está al cien por cien de sus capacidades mentales y puede distraerse con frecuencia ante cualquier minúsculo contratiempo.

Según la Fundación Española para la Seguridad Vial, se estima que entre el 15% y el 20% de los accidentes de tráfico que se registran en las carreteras son a causa de estos trastornos. Situaciones como el paro, la muerte de un ser querido o un divorcio duplican, e incluso triplican, el riesgo de verse involucrado en un accidente al volante. Asimismo, una persona con depresión ocasiona una mayor trasgresión de las normas y presenta un menor respeto por las distancias de seguridad. Así, el 42% de los accidentes se producen por no guardar la suficiente separación con el resto de vehículos. Es decir, si estás estresado y permites que tu cabreo la tome con los demás a la hora de adelantar o de seguir la estela de otro vehículo, tienes casi un 50% más de probabilidades de verte en mitad de una colisión.

Stressed Driver Sitting At Roadside After Traffic Accident
Estos datos afectan sobre todo a edades que rondan los 30 años y padecen de personalidad agresiva, competitiva y exhibicionista, en cuyos casos son los que tienen una baja percepción del riesgo. Además, no podemos obviar el hecho de que un mal copiloto puede perjudicar la marcha de un buen conductor, incluso llegando a contagiarle de sus malos humos.

El estrés al volante según los últimos estudios

Hoy en día el estrés y la fatiga son la cuarta causa de las muertes en accidente de tráfico en España. En determinados estudios, se ha comprobado que incluso hay gente que el simple hecho de conducir les estresa, generando un entorno interno y externo muy hostil.

Recientemente también se ha manifestado un problema a la sombra en cuanto al estrés en la conducción: el cambio de hora. Así es; cambiar la hora del reloj para adaptarnos a los horarios de verano o invierno implica dormir una hora más o menos. Esto hace una modificación no solo en las horas de luz o de oscuridad en la que conducimos, sino que trae consecuencias en nuestro organismo que alteran las zonas neurohormonales. Recuperar los hábitos en la conducción después de un desfase horario puede tardar entre dos a cuatro días, según los expertos.


Fuentes especializadas de la compañía Ford también señalan que ir al trabajo provoca más estrés que el trabajo en sí, al menos en los habitantes de las principales ciudades europeas. Según la encuesta, un 26% de los conductores asegura que se estresa durante el camino al trabajo, frente al 23% que encuentra estresante el trabajo en sí.

Otro dato interesante relacionado con una conducción bajo las causas del estrés es el insomnio, un factor de riesgo que compromete al 28% de los conductores. No poder dormir por hace que te levantes con el pie izquierdo, eso bien lo sabemos todos. No obstante, no estamos hablando de una mala noche provocada por un dolor de muelas o una preocupación puntual, sino sufrir un insomnio transitorio (menos de tres semanas) o uno crítico primario (más de tres semanas), lo que multiplica desmesuradamente el riesgo de accidentes debido al estrés ocasionado.

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