Como era de esperar, y si no pasa nada raro de aquí al viernes, Fernando Alonso formará parte de la parrilla de salida del Gran Premio de Malasia de Fórmula 1. El piloto asturiano, alejado de los circuitos por culpa de aquel accidente que sufrió en unos entrenamientos celebrados en Montmeló, está en condiciones de subirse al MP4-30 para debutar en la presente temporada. Lo que no sé si estará en condiciones es el monoplaza, que en Albert Park demostró estar muy lejos de los Mercedes, Ferrari y compañía.
Tests positivos
El bicampeón mundial se ha sometido a todos los controles médicos habidos y por haber. Todo está en orden, así que le veremos concentrado y sonriendo este próximo fin de semana, que es cuando arranca la segunda carrera del año. Los test que superó ayer en la Universidad de Cambridge le permiten regresar a la competición sin correr riesgos innecesarios.
El último escollo es el control médico del jueves, el que supervisa el Dr. Jean Charles Piette, médico oficial de la FIA. Si lo supera rodará por Sepang con su McLaren-Honda compartiendo sensaciones con los ingenieros. Está bien de reflejos y de coordinación, mientras que los tiempos de reacción son normales, pero no tendrá la aprobación definitiva hasta que no llegue ese día.
El de Malasia no es un circuito placentero
Hay que recordar que el de Malasia es uno de los circuitos más exigentes del calendario. Pone a prueba la condición física de los pilotos y también desgasta a nivel mental, así que debería estar al 100% para completar un Gran Premio decente y sin sobresaltos.