Hace un año te comenté que las ventas de Maserati se habían disparado en España y en otros países como China y Estados Unidos, que es donde más unidades entregan cada mes. Sin embargo, las buenas noticias no son para siempre y los números en verde a veces van cambiando de color hasta que se manifiestan en rojo.
Los directivos de la firma italiana no quieren echarse las manos a la cabeza por ello porque la tendencia sigue siendo positiva, pero lo que no quieren es acumular un stock de narices mientras la fábrica de Grugliasco sigue funcionando a pleno rendimiento.
Del subidón a la estabilidad
Cuando se comieron las uvas (o las lentejas) durante las pasadas Campanadas, tuvieron muchos motivos para brindar, y el más importante de todos fue el 134% de crecimiento que experimentaron respecto a 2013. Entregaron 36.448 unidades y trazaron unas previsiones muy optimistas de cara a 2015, ya que esperaban vender 50.000 unidades. Utilizo un verbo en pasado porque se han dado cuenta de que no van a vender tantas ni de broma.
Se conformarán con una cifra similar a la de 2014 y bajarán el ritmo de fabricación para no pillarse los dedos. El Ghibli y el Quattroporte, que eran los que más estaban tirando del carro, verán frenada su producción por el simple hecho de pasar de 12 a 10 turnos por semana, una medida lógica que afectará a los trabajadores que se presentaban en Griugliasco todos los sábados.
Confían en los Levante y Alfieri
A pesar de los pesares, la marca del tridente espera llegar a las 75.000 unidades vendidas en 2018 con el lanzamiento de modelos tan atractivos como el Maserati Levante o el Maserati Alfieri. Todo ello sin olvidar que la renovación del GranTurismo garantizará unos cuantos miles de ventas.