Caché, glamour y mucha seda. Es lo que se desprende de esta novedad que Rolls-Royce se ha llevado al Salón del Automóvil de Ginebra. Como bien has podido leer en el titular de este artículo, se llama Phantom Serenity y no le falta nada de lo que todo cliente de la firma británica busca a la hora de comprarse un coche de lujo de semejantes características.
Único en el mundo
Al igual que el Phantom Al-Adiyat del que te hablé la semana pasada, se trata de un modelo del que solo se va a fabricar una unidad, que es la que se han llevado a Suiza. Su nacimiento tiene que ver con «el papel histórico de la seda como símbolo de poder de la realeza y del imperio».
Flores por todas partes
Echando un vistazo al habitáculo, a uno no le da la sensación de estar en un coche del siglo XXI. Es retro con ganas y está impregnado de flores que han sido tejidas con mucha paciencia. Sin ir más lejos, decidieron visitar las fábricas de telas y kimonos más antiguas de China para empaparse de los conceptos necesarios para hacer bien el trabajo. De vuelta, en el Reino Unido, emplearon nada más y nada menos que 600 horas montando los telares bordados. Una burrada.
Las flores también hacen acto de presencia en la carrocería, y como no podía ser de otra forma han sido pintadas a mano. Hay inserciones de cerezo en los paneles de las puertas, en la consola central y en el salpicadero. De hecho, vemos la flor de seda grabada en la madera, algo que les ha obligado a utilizar tecnología láser para obtener el resultado óptimo.
La pintura más exclusiva de Rolls-Royce
Para terminar, debes saber que la pintura que baña la carrocería de este Phantom Serenity es la más costosa de la historia de Rolls-Royce. Está compuesta por perlas y para que tuviera el brillo ideal se pasaron 12 horas puliéndola sin descanso. Un trabajo de chinos, pero no de los imperiales.