Bandazos y más bandazos. En los despachos de General Motors surgen ideas fugaces que se estrellan con una facilidad pasmosa. Los directivos están nerviosos porque las pérdidas pesan mucho y los resultados no llegan.
En Europa es donde les va especialmente mal. Confiaron en Chevrolet para triunfar en un segmento medio/bajo, pero no han tardado en darse cuenta de que los coches que triunfan al otro lado del charco no tienen por qué triunfar también en el viejo continente. De ahí que la aventura europea ya tenga fecha de caducidad: 2016.
Regreso a la batalla de precios
Pensaron en Opel como una marca premium que se podía encargar del segmento medio/alto, pero ahora hay un cambio de planes inesperado. Opel no está cosechando los resultados de ventas previstos y el segmento medio/bajo se quedará huérfano tras la marcha Chevrolet. Por eso podrían recular, para volver a ser un fabricante generalista que tendrá que pelearse con franceses y surcoreanos. Sus vecinos alemanes de Audi, BMW y Mercedes-Benz volverán a estar muy lejos.
Todavía no hay confirmación oficial. Es un rumor con mucho fundamento que nos lleva a pensar que proyectos como el del Adam no volverán a florecer. Y mejor para ellos, porque se han vendido pocos teniendo en cuenta el dineral que se han gastado en I+D y publicidad. Les sale más a cuenta potenciar un Corsa asequible, un Astra que pueda competir en precios con el León, el Mégane o el C4, un Insignia que sea más equilibrado que un Passat o un C5 y un Zafira Tourer que sea elegido por las familias por delante de otras alternativas como el Touran, el Grand Scénic y compañía.
Eso conlleva una pérdida de calidad para mantener los márgenes de beneficio, es verdad. Pero seguro que estarán compitiendo en una liga más acorde con la imagen que los consumidores tienen de Opel. No es fácil pasar de generalista a premium. Es mucho más fácil pasar de premium a generalista.