Nos vamos hasta el legendario circuito de Nürburgring para ver uno de esos accidentes que de vez en cuando se producen por esos lares. El protagonista, o mejor dicho la víctima, es un Porsche Boxster de color negro y de primera generación que pierde el control cuando parece que la situación está más o menos controlada.
No se pasa de frenada ni nada por el estilo. Lo único es que el conductor no es capaz de controlar el equilibro y utiliza mal los frenos, puesto que pisa el pedal en exceso cuando no debe hacerlo y pierde tracción. Eso es lo que le acaba pasando factura, y cuando debe utilizarlos no lo hace y el deportivo acaba estrellándose a baja velocidad contra las protecciones del circuito.