Porsche tendrá que enfrentarse a una demanda presentada por la viuda de Roger Rodas, quien conducía el Porsche Carrera GT que se estrelló contra una farola acabando con su vida y la del actor Paul Walker.
Kristine Rodas le ha dado muchas vueltas a lo ocurrido en noviembre de 2013, hasta que finalmente ha llegado a una conclusión que no sabemos si le servirá para cobrar una buena indemnización. Ella sostiene firmemente que el accidente se produjo por culpa del fabricante alemán, alegando que un fallo mecánico en la suspensión del Carrera GT impidió que su marido evitara el brutal impacto. Como el vehículo carecía de la protección necesaria que sí encontramos en los coches de carreras, explotó y empezó a arder irremediablemente.
Carrera GT es lo más parecido a un coche de carreras que jamás tendremos.
¿A qué velocidad circulaba su marido?
Eso fue lo que dijo Kristine lamentando que no se hubieran tomado las medidas oportunas después de que se registraran otros accidentes mortales muy parecidos. El problema es que su versión de los hechos no se parece en nada a la de la policía. Dice que en el momento del impacto su marido circulaba a 55 millas por hora, que viene a ser unos 88 kilómetros por hora. Sin embargo, los policías que han investigado el accidente hablan de una velocidad de entre 80 y 93 millas por hora, que vienen a ser entre 128 y 150 kilómetros por hora. Si estos últimos datos (que son los oficiales) son ciertos, circulaban a más del doble de la velocidad permitida, por lo que la demanda carecería de sentido.
¿Justicia o dinero?
Particularmente creo que en Porsche pueden respirar tranquilos. Esta mujer no busca justicia, solo quiere llevarse un buen pellizco y sus argumentos son demasiado débiles y poco creíbles. Aquí lo único que es denunciable es que una persona doble el límite de la velocidad permitida en una vía pública, y por desgracia hay más de un descerebrado que cada día se juega su vida y la de los demás de una forma parecida.
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