Lexus no quiere saber nada de los chinos. De los fabricantes chinos quiero decir, porque los clientes sí que le interesan. La filial de lujo de Toyota ha anunciado que no se aliará con ningún fabricante local, algo que le serviría para evitar los aranceles que inflan el precio final de sus vehículos en el gigante asiático.
Es una apuesta por la calidad, por ir a contracorriente. A día de hoy la mayoría de marcas han cedido y han firmado un acuerdo de colaboración para no tener que exportar sus vehículos. Así son más competitivos, aunque estas alianzas no son tan agradables como puede parecer. Ceder gran parte de tu tecnología y know-how debe fastidiar, y más cuando sabes que los chinos son expertos en imitar tus productos y venderlos más baratos.
Todo queda en casa
Quieren seguir trabajando a su manera, sin que nadie les pregunte por qué hacen esto o por qué hacen lo otro. La calidad es uno de los valores más importantes para la compañía, así que no se van a rendir y seguirán exportando los modelos que ahora mismo forman parte de su catálogo. Es verdad que eso les resta competitividad, pero no hay que olvidar que cuanto más premium eres menos te afectan los aranceles.
Generalista o no generalista, esa es la cuestión
Me explico. Si eres una marca generalista como SEAT, exportas coches con poco margen de beneficio y estás obligado a basar tu estrategia en precios reducidos. Si no fabricas allí, como le ha pasado a la marca española del Grupo VAG, no te queda más remedio que echar marcha atrás y plantearte la posibilidad de trabajar con un fabricante chino. El otro extremo es el que representan marcas como Lamborghini o Ferrari, que venden superdeportivos que cuestan cientos de miles de euros. A los clientes no les importa pagar un poco más (me refiero a los aranceles) para tener un coche exclusivo. No les va de ahí.
Lexus está entre esos dos mares. Ni vende coches generalistas con poco margen ni vende superdeportivos de lujo a precios desorbitados. Lo que hay que ver es si continuarán igual de bien en el que ahora mismo es el segundo mercado mundial para la marca, solo superado por Estados Unidos. Los clientes chinos se pueden tomar esta decisión como una ofensa (allí son muy de defender lo suyo) o alegrarse de lo para mí es una apuesta por la calidad. El tiempo le dará o lo quitará la razón a los directivos de la filial premium.
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