Que Mitsubishi haya retirado el Lancer del mercado español ya es bastante doloroso por sí mismo. Que tengamos que ver series especiales como este EVO X FQ-440 MR con volantes a la derecha es para hundirse en la neurastenia directamente.
Hace 40 años que los tres diamantes pisaron el mercado británico y la efeméride la celebran con una mutación genética tan belicosa como perfecta. Es el happy-ending para una estrella que apareció en los noventa y llegó a su zenit en el 2011, y cuya renovación ya se ha cancelado lapidariamente, porque todos los próximos Mitsubishi serán híbridos.
Por qué nos hemos quedado en España sin el último Lancer ni su EVO X antes de tiempo es algo que nadie ha aclarado todavía, dejando el hueco obvio a la conjetura de que los números de ventas no salían. En Gran Bretaña, sin embargo, han llevado las políticas de implantación en el mercado con otro talante y se han ganado más público.
A mi modo de entenderlo, la oferta mecánica que llegó a la península era demasiado bipolar. Además, amputarle la cola a un sedán no acostumbra a revitalizar ventas o generar adeptos a la causa. El último Lancer sufrió la estocada final por ello, pero lo hemos visto antes con el Subaru Impreza, e incluso con púgiles de otras categorías más accesibles tal que el Chevrolet Cruze.
El final de una era
Regresando al Lancer Evolution X FQ-440 MR, el motor 2.0 MIVEC ha cambiado buena parte de sus partes accesorias de fábrica por otras de proveedores del sector del motorsport. Como resultado, la potencia escala hasta los 446 CV.
Es obvio que lo primero que han sustituido es el turbo. En lugar del que monta la propia casa, se hizo un pedido al fabricante HKS de cuarenta turbocompresores para los cuarenta FQ-440 MR. Así embutieron 223 CV en cada 1.000 centímetros cúbicos del impulsor.
Redondeando cifras, se ha duplicado la potencia y para conservar en buen estado toda la mecánica, la refrigeración intercooler clásica de Mitsubishi y los escapes se han rectificado. En el otro lado de su aparato digestivo, los colectores de admisión y los filtros han crecido a proporción del resto.
El manejo o handling se hubiera complicado bastante si no se hubiese rebajado la suspensión tres centímetros con un juego de suspensiones Eibach, unas llantas BBS de 18 pulgadas y unos frenos del tamaño de una paella valenciana aportados por Falcon.
Todo esto envuelto en un traje que sólo se puede pedir en blanco y que lleva de complementos unos faros bi-xenón, asientos Recaro, pantalla de 7 pulgadas en la consola central con navegador y ocho altavoces más un subwoofer.
¿Cuánto hay que pagar por el último samurai? Son 60.079 €
Estamos presenciando un cambio de era, la extinción de estas máquinas, nos guste o no, es una cuestión de tiempo. Te contamos la crónica de la muerte del Lancer EVO en: