Fatiga, somnolencia, distracción… No son exactamente lo mismo pero están unidos en el cocktail catastrófico de los viajes largos. El Real Automóvil Club de España (RACE) y la Dirección General de Tráfico (DGT) ya llevan más de cinco años siguiéndole la pista a este peligro y, sobre todo, intentando que aprendamos a detectarlo en nuestro propio cuerpo y sepamos qué medidas tomar.
El tema preocupa porque el RACE tiene datos estadísticos situando a la fatiga como la cuarta causa más frecuente en los accidentes de carretera. Más que las infracciones por exceso de velocidad, por ejemplo.
Otro club automovilístico también con mucha veteranía, el RACC, coincide con todo lo dicho y cifra en un 30% los accidentes de autovías y autopistas catalanas como consecuencia de la fatiga.
La fatiga, que al final te deja dormido al volante, causa muchos otros estragos antes de que eso ocurra. Como el conductor no está en condiciones óptimas, comete infracciones graves sin darse cuenta: no ve una señal con el aviso de obras en la carretera, se salta una línea continua porque no se ha fijado, conduce por encima de la velocidad máxima involuntariamente… Y a todo esto se le suma la incapacitación de sus reflejos.
El problema es que la fatiga, muy relacionada con la deshidratación, viene tan gradualmente que no la percibimos, por eso la única forma de evitarla es cortando de cuajo los tramos de conducción.
Por lo tanto, hay dos normas básicas conocidas hasta el momento para un viaje de más de doscientos kilómetros:
Detener el coche y salir de él para caminar un poco cada dos horas. En mi propia experiencia, 2 horas me parecen un umbral demasiado al límite. Yo aconsejaría parar cada hora y media.
En la parada hay que beber un refresco con azúcares, o un té, o una bebida con cafeína. Hay que hacer estiramientos suaves y permanecer fuera del vehículo un mínimo de 15 minutos. Si el sueño persiste, cerrar los ojos un rato en el asiento es la única solución.
El Detector de Fatiga de SEAT
Además del ABS o los airbags, yo empezaría a considerar una ley que obligase a los fabricantes a colocar dispositivos para reconocer la fatiga de conductores y conductoras.
SEAT ha incorporado en el León el detector de fatiga electrónico patentado por el grupo VAG. Está presente en las tres carrocerías del compacto y se puede montar con cualquier acabado y motor.
Personalmente, en esto le agradezco a SEAT que un sistema de seguridad que considero esencial a la vista de los números de accidentes pueda pedirse en el SC, el cinco puertas o el ST.
Y que además no te obliguen a comprar un FR, sino que en el Reference y el Style, con el propulsor que elijamos, también se pueda añadir al equipamiento.
El ‘Kit’ opcional se llama SAFETY PACK. Cuesta 130€, bastante mejor empleados que en unos embellecedores o unos cristales tintados, y suma también un avisador acústico para los cinturones traseros.
En el vídeo que os dejo se explica muy didácticamente cómo funciona el programa; básicamente monitorea las clásicas correcciones erráticas de volante y de acelerador que hacemos cuando empezamos a bajar la guardia y a ser vencidos por el cansancio y la somnolencia. Entonces, una señal sonora y un icono con una taza de café en medio del cuadro de mandos te aconseja que pares de inmediato.