Después del éxito cosechado en 2013, la segunda edición del certamen Oasis Raid volverá a celebrarse entre los días 17 y 24 de abril en el desierto de Marruecos. La aventura, que debe contar con toda clase de ayuda humanitaria en cuanto a suministros y orientación, está dirigida a pequeños utilitarios de los años 80 y 90, como el Volkswagen Polo, Peugeot 106, Citroën Saxo o Fiat Panda, entre otros.
Durante la tercera semana de abril, el impávido desierto que cubre el norte de África se convertirá en todo un reto mecánico y solidario para todos los participantes que acudan al segundo Campeonato Oasis Raid. Siete días de aventura llenos de pruebas reales entre las que se encuentra intercambiar material escolar, ropa o instrumentos útiles gracias a la ONG «Felicidad sin Fronteras» a cambio de alimentación y consejos por parte de los habitantes de la zona marroquí. Además, aquellos que decidan embarcarse en este desafío deberán trabajar muy bien su resistencia física y mental, ya que no se trata solo de dormir a la intemperie, sino de cruzar el Atlas Medio hasta alcanzar las dunas de Merzouga, el poblado de Azrou y atravesando la meta en las playas de Essaouira.
Llegar es lo importante
No se trata de una carrera de coches, ni de ser el más rápido entre las dunas del desierto, los conocimientos de mecánica y conducción, así como de supervivencia, son los que cualquier persona puede tener sin prácticas anteriores. La prueba en sí se basa en la experiencia del día a día, en los recursos de la intelectualidad humana. Por eso, los más atrevidos únicamente podrán disponer de una brújula, un mapa de los pueblos y ciudades colindantes y un «readbook» lleno de consejos y con ayuda para hablar el idioma árabe y bereber. En caso de problemas durante el recorrido, los participantes estarán protegidos por la atención de especialistas mecánicos y la colaboración de personal médico llegado desde el Hospital murciano Mesa del Castillo.
Algunos de los coches se presentan “tuneados” para la prueba, modelos que no superan el año 2000 y que fácilmente superan los 25 años de antigüedad. Imagina un Fiat Panda atravesando toda clase de paisajes extremos bajo un sol abrasador, aparcándolo entre vivaques, kashbas, riads, y llevando a sus asientos toda clase de desayunos para continuar con la travesía. Sin duda, todo un reto para auténticos aventureros.