En Estados Unidos están como locos porque Tesla se convierta en una de las principales marcas del sector de la automoción. Hace años que han perdido el liderato mundial en ventas por culpa de Toyota, y el Grupo Volkswagen viene por detrás con mucha fuerza para desbancar a quien haga falta.
Por eso mismo, y porque quieren que Tesla sea como el Apple de los productos electrónicos, están tratando de ocultar los graves problemas que tiene uno de los modelos que comercializan. Ya van tres unidades del Tesla S incendiadas y no pueden mirar hacia otro lado al tiempo que aseguran que es pura casualidad. Una vez puede pasar, dos aún, pero tres…
Incendio tras incendio
Han pasado cinco semanas desde que se registró el primer incendio y las ventas del Model S han caído sensiblemente en algunas zonas del planeta. En septiembre fue el coche más vendido en Noruega, pero en octubre, con las dos primeras unidades incendiadas en la portada de las revistas especializadas en motor, las cosas han empezado a cambiar. Y es una pena porque lo están bordando en casi todos los aspectos.
El caso es que el pasado miércoles un Tesla Model S se incendió en Tennessee. Era la tercera vez que pasaba y por suerte tampoco tuvo consecuencias para los ocupantes. El conductor pudo salir a tiempo antes de que su coche empezara a arder sin que nadie pudiera hacer nada para apagar el incendio. Era una unidad menos y una sospecha más que lleva a pensar que la batería de células de iones de litio no funciona como debería.
Consecuencias catastróficas para la compañía de Palo Alto
Las acciones de Tesla se están desplomando por culpa de estos incendios. En los nueve primeros meses del año se dispararon considerablemente, pero ahora mismo viven la peor caída semanal desde mayo de 2012. La mala imagen y el miedo de los potenciales clientes hacen que la compañía viva en un mar de dudas.
Elon Musk, director ejecutivo de Tesla, ha comentado que los vehículos que funcionan con gasolina son más peligrosos que los eléctricos, pero tal vez debería hacer un poco de autocrítica e investigar qué es lo que está pasando con algunas unidades del Tesla Model S, que por cierto ha bajado su precio en Europa y ahora cuesta 3.630 euros en su versión más básica.
La NHTSA, la misma que meses atrás dijo que el Model S era el coche más seguro que habían testado tirando de patriotismo, tendrá que echar un vistazo a las entrañas de la berlina eléctrica para saber qué demonios le pasa. Así los clientes y los accionistas se quedarán más tranquilos, aunque estos últimos ya no saben si vender sus participaciones a precio de saldo o esperar una inyección de buena reputación que acabe con la incertidumbre.